Las guarderías no sustituyen el amor de una madre

Los hijos de Susana Wesley transformaron Inglaterra cuando estaba sumergida en la pobreza, la ignorancia, y en todo tipo de vicios. Vino una revolución espiritual y sus hijos Juan y Carlos Wesley transformaron la Inglaterra antigua.

Una madre entonces puede ser de muchísima influencia no sólo para sus hijos, ¡también para la sociedad!

Desgraciadamente vemos que las mujeres están dando cada vez menos cuidado a sus hijos, sea por el trabajo, sea por los afanes. La maternidad se ha convertido en algo mecánico.

La mujer llega del trabajo rápidamente a la casa, mete una comida al microondas, le da al hijo de comer y se desconecta totalmente de su cuidado porque está cansada y es noche, además hay que preparar el uniforme de la oficina y la mujer tiene que salir de nuevo a trabajar.

Otras mujeres no han sido preparadas realmente para la vocación de ser madres y no saben cómo tener una casa en orden funcionando como reloj. No saben cómo preparar los guisos en una forma rápida y atractiva para el marido, donde puedan tener tiempo para organizar su día y completar las tareas del hogar. No se sabe ser madre.

Hoy en día vemos que hay muchas guarderías donde cuidan a los niños porque las madres trabajan. Sin embargo ahí no se provee realmente lo que una madre puede dar a sus hijos. Hablando con toda franqueza y sinceridad, nadie amará ni cuidará a su hijo más que su propia madre.

Estudios actuales indican que para que los niños desarrollen sus habilidades y puedan ir superando todos los obstáculos que puedan presentarse en ellos desde los primeros años de vida, se requiere la crianza de la madre.

El niño podrá adaptarse socialmente porque ella lo ha cuidado, lo ha enseñado a tener hábitos, costumbres y además aquél no se ha sentido solo ni abandonado. Pero esta sociedad moderna nos exige tantos moldes sobre el tener éxito. El triunfo real de una mujer depende de la maternidad, una madre que tenga la preparación en su corazón para dar a luz hijos, criarlos, prepararlos y formar en ellos hombres y mujeres de éxito.

El buscar el éxito en los afanes del mundo obliga a las mujeres a abandonar sus hogares para trabajar aún cuando no haya la necesidad; porque quieren pagar rápidamente la hipoteca de la casa o quieren comprarse un automóvil, quizás cambiar los muebles antiguos de la casa por muebles modernos, pintar, arreglar, etc. Pero no se dan cuenta del privilegio que se están perdiendo: poder estar al lado de sus hijos.

Programa:
¿Hay alguien en casa?: "La vocación de ser madre"
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