Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El cerebro es muy moldeable, lo cual quiere decir que puede cambiar en respuesta a las experiencias, especialmente las repetitivas y moldeadas según un patrón.

El cerebro es más moldeable durante la primera infancia. Bruce Perry y John Marceus hablan acerca de esto:

“Cuando el niño es dejado en la infancia y es criado frente al televisor enseñándole éste como un maestro, el infante se vuelve flojo, irresponsable con sus tareas, respondón, mal educado. Los padres no están cerca de él para entrenarlo y dirigirlo controlando sus emociones.

La crianza de un niño o la forma en que es instruido, programa su cerebro. Es decir, el ambiente relacional de un niño tiene un significativo impacto en su desarrollo mental y en sus patrones de conducta”.

Por eso ahora entendemos por qué muchos alumnos en las escuelas son respondones, desobedientes e indisciplinados; en la clase no ponen atención, batallas enormemente para que te obedezcan. Porque el padre es el gran ausente en casa.

No es la escuela la responsable de moldear el carácter del niño, sino el hogar. Ahí es donde tus hijos desde pequeños van a ser instruidos y entrenados en la obediencia, en la autodisciplina para que las emociones de tristeza, ira, enojo y demás no los gobiernen.

El amor no es nada más darle ropa de moda al muchacho. El amor no es solamente comprarle un televisor, ni es llevarlo de paseo una vez al año en las vacaciones o comprarle un regalo en la navidad.

El amor es un padre que está presente, que está consciente de la responsabilidad que tiene. Trajo hijos al mundo y entonces es responsable de criarlos. A través del amor cuidamos a nuestros hijos cuando les ponemos también reglas que los limiten de hacer las cosas simplemente porque les da la gana o porque se emocionan, se enojan o quieren salirse con la suya.

Pero es importantísimo que al mismo tiempo de emplear disciplina se establezca una relación con ellos para amarlos y poder implementar en ellos esas reglas. Recuerda: las reglas sin relación son un fracaso total.

Tienes que entender tu gran responsabilidad papá. Esos hijos necesitan tu liderazgo, tu entrenamiento, tu guianza para que sus cerebros alcancen un pleno desarrollo bajo tu cuidado y puedan ellos ser estudiantes efectivos, ser hombres de provecho e influir en nuestra sociedad de una forma positiva. ¡Qué privilegio, qué bendición ser padre!