La importancia del ejemplo en la educación de los hijos.
 

El balance entre el comportamiento y las palabras.
 

Por: Profr. Juan Carlos Díaz

Esto significa que ellos están dispuestos aun a imitar aquellas conductas que en un momento dado serían calificadas como destructivas o antisociales; es decir, un niño puede imitar violencia, agresividad, humillación, reacciones de efusividad, etc., sin meditar o analizar los efectos de este tipo de conductas, ya que ellos no tienen la capacidad de razonar, para saber cuál será la consecuencia de su acción.

Sencillamente imitan porque es algo instintivo en su aprendizaje, o para adquirir pautas de conducta y comenzar a desarrollar la socialización, es decir, la convivencia con otros seres humanos.

Este artículo está citando la fuerte tendencia que tiene el ser humano a imitar el comportamiento de la gente que tiene a su alrededor, pero esto es, como ya lo vimos, mucho más acentuado en la infancia. Recordemos que es un estudio realizado por científicos, que están analizando el comportamiento de los recién nacidos ante la influencia de los seres humanos.

Si aplicamos el resultado de esta investigación al hogar, nos daremos cuenta -papá y mamá - que nuestros hijos están aprendiendo mucho más de nosotros cuando ellos observan nuestro comportamiento, que aquello de lo que pudiesen escuchar de nuestra boca.

El balance entre el comportamiento y las palabras

Existe una expresión que pudiera aplicarse a todo esto que estamos tratando:

“Tus acciones hablan tan fuerte, que no me dejan oír tus palabras”.

Las acciones de los padres o de los adultos con los cuales los hijos se relacionan en el hogar, producen mayor efecto en ellos, que las muchas palabras, instrucciones, sermones, que pudieran recibir.

Cuando se unen la instrucción adecuada (una instrucción correcta, bien informada y aplicada al momento que nuestros hijos están viviendo), al ejemplo consecuente con lo que se está instruyendo, (que va de acuerdo con lo que se instruye), esto vendrá a reafirmar y reforzar todo aquello que les estamos queriendo enseñar a nuestros hijos.

Pero si dedicamos mucho tiempo para estar instruyendo cuestiones básicas sobre su buen comportamiento pero ellos observan lo contrario a ello en nosotros, obviamente todo lo que hemos hablado carecerá de fuerza, de efecto y no producirá en ellos lo que nosotros deseamos.

El balance entre el comportamiento y las palabras
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