Aprendiendo a perdonar. Parte I
 

El perdón te hace libre.
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Vamos a enfocarnos ahora al aspecto espiritual. La voluntad de Dios es que tú lo ames a Él, más que a cualquier otra cosa, y aun por encima de la ofensa recibida. Si tú amas a Dios más que al odio, estarás dispuesto a perdonar. La voluntad de Dios es que tú seas misericordioso y que perdones, eso es lo que quiere Dios en tu vida. Que hagas a un lado la agresión que has sufrido y que estés dispuesto a renunciar a tu orgullo, a ser humilde, a conducirte en tus relaciones interpersonales de una forma honesta, o sea que no estés guardando en tu mente ni en tu alma resentimientos, amarguras, deshonestidades, hipocresía, y estés sepultándolo en esa tumba dentro de tu corazón.

Todos esos sentimientos que tú estás ocultando hacen aparecer en tu vida una nube oscura, a la cual llamaremos depresión : desaliento, desánimo, desesperanza. Esa depresión te va a convertir en una persona aislada, triste, deprimida, con altibajos, que afectarán tu sueño, tu forma de ser, de pronto te irritas, etc. Si tú fuiste una persona que ha sufrido abuso sexual, muchas veces en esa tumba escondes un sentimiento de “no valgo nada”, “no soy nadie” . Pero hay esperanza. Querido amigo, querida joven, querido niño, ¡tú vales mucho! Sí, tu vida es muy valiosa, es preciosa. ¿Cómo vas a quitártela? De ninguna manera, tu vida tiene un propósito.

Hay un remedio cuando te sientes despreciado y tu estima propia se ha perdido: darnos cuenta primeramente que nos estamos destruyendo a nosotros mismos, y por supuesto, perdonar es la cura. Recuerda que perdonar es cuando tú estás dispuesto a olvidar, a dejar de sentir resentimiento, a ya no guardar más coraje, a ser humilde, a tener una plena confianza en Dios, que te permita brindarte su protección, su guianza para adorarlo y servirlo.

Observa los resultados de perdonar:

  • Te vuelves una persona empática, o sea, sientes empatía por los que sufren y aún por la persona que te lastima y te ofende.
  • Te recuperas de esa herida y muestras misericordia hacia la persona que te ofendió.
  • Ya no hay hostilidad.
  • Aumenta tu sentimiento de amor hacia los demás, tu capacidad de confiar.
  • Se mejora tu salud mental y física.
  • Ya no existe más esa tumba donde estás escondiendo desechos y toda clase de objetos viejos como odios.

Terminamos con un proverbio chino: “El hombre que opta por vengarse debería cavar dos tumbas: la suya y la tumba de aquél a quien odia”.

La falta de perdón no traerá nada bueno a tu vida. Medita en estas palabras y decide tú el mayor bien para ti y para quien te ha ofendido. Que Dios te bendiga.

Introducción
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©