Aprendiendo a perdonar. Parte II
 

Frustraciones y pérdidas.
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Una gran dificultad para poder perdonar es precisamente cuando la persona sufre una ofensa que le causa dolor físico y emocional, ya que la persona puede experimentar dos cosas importantes:

Frustración: Esto es cuando tú esperas algo y no se cumple. Asimismo cuando te lastiman, te ofenden, o tú esperabas algo de la otra persona, tú esperabas de tu esposo que él proveyera económicamente, que fuera un hombre afectuoso, fiel, que fuera un hombre de hogar. Sin embargo, no se cumplió tu sueño. Tu esposo es todo lo contrario, no es afectuoso contigo, es áspero, quizá te ha traicionado con otras personas o sospechas de ello y, por otro lado, no es un proveedor económico estable; te frustras y sientes una pérdida.

Pérdida: Esto surge cuando algo no llegó a concretizarse, por ejemplo, un matrimonio feliz, un negocio, la compra de un automóvil que tanto se deseaba, la pérdida de un trabajo, de un novio, novia o salud, o de no haber ido a la escuela y haberte preparado para enfrentar la vida económicamente.

La pérdida puede ser de algo concreto, como una posesión física, en este caso dinero o un esposo que se va del hogar, o algo abstracto, como lo es un sueño muy deseado. O sea, tú soñabas con que tu matrimonio iba a ser un matrimonio muy feliz, una luna de miel interminable, una serie de emociones hermosas y sucede que es todo lo contrario: tristeza, desesperación, depresión, etc.

Cuando la persona es lastimada, herida o menospreciada, pierde su autoestima.

La gente siente ira cuando es traicionada; es una reacción natural que fluye de los sentimientos. ¿Quieres tomar venganza? ¿Quieres esperar el momento para poder vengarte de esa ofensa? Esto te va a llevar siempre a buscar la venganza, a ser una persona hostil hacia el que te ofendió y cuanto más joven es la persona, entendámoslo bien, más dañino y más penetrantes serán los efectos de no perdonar.

Los adolescentes que batallan para perdonar a aquellos que los han herido sólo nutren su enojo y así les pagan a sus ofensores. ¿Cómo? Nutriendo su odio hacia ellos, hacia sus padres, quienes no supieron tener tiempo para ellos, ni comunicarse, tener tiempo, etc., es decir, los adolescentes se vuelven rígidos, se endurecen en sus relaciones con los demás, su confianza en otras gentes se disminuye a pasos preocupantes y desarrollan un hábito : no dar, sino, esperan a que les den.

En pocas palabras, se amargan y guardan resentimiento, y solamente pueden ser libres cuando experimentan el perdón.

Frustraciones y pérdidas
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