Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Tenemos aquellos que ponen la esperanza en un mundo mejor, en la Ecología , otros en el hombre mismo, otros en la conquista espacial. Han sido muchas las ocasiones en que el hombre ha dirigido la vista a Marte, pero siempre mirándolo como un posible segundo hogar, o como una posible fuente de vida. Precisamente la consecuencia surgió a partir de este planeta, cuyos habitantes misteriosos en los años pasados son tan conocidos como los marcianos, de los que tantas películas se han hecho.

Sin embargo Marte ha sido explorado y se ha identificado que es un planeta estéril donde no hay vida, según lo comentan las agencias como la NASA y la ESA , quienes ya tienen en sus planes más ambiciosos el mandar al hombre ahí. La esperanza en la conquista espacial, consiste en tener otros mundos conquistados para poder extender allá la vida del hombre, de tal manera que si este planeta se llegara a acabar por un meteorito o por las predicciones proféticas del fin del mundo, tendríamos otro lugar a donde escapar.

Muchos más han puesto su esperanza en la educación y esto es algo muy loable y muy admirable también. La educación es fuente de esperanza para el hombre en su búsqueda constante de la verdad; a su vez nos lleva a profundizar en el conocimiento de nosotros mismos porque nos permite mirar hacia adentro para determinar cuánto nos falta saber.

En armoniosa conjugación con el universo, el hombre se convierte en el creador de posibilidades en esa búsqueda de soluciones a sus interrogantes. La interrogante más profunda nos llevará siempre a nuestro origen, a nuestro Creador.

Es importante cómo la educación se esfuerza hoy en día para tratar de encontrar la verdad. Todo educador tiene la encomienda de esa búsqueda continua del conocimiento y la verdad; asimismo, tiene toda la obligación de transmitir ese conocimiento con verdad, integridad y respeto, por lo cual debe sentirse responsable de las acciones del educando, que provienen como consecuencia de cátedra.

Así como un arquitecto tiene el poder de construir, el educador lo tiene para educar mentes y enseñar a otros a continuar la obra. Muchos han puesto su confianza en la educación, pensando que muchos de los seres de este continente latinoamericano puedan alcanzar buenos niveles educativos.

También hay quienes ponen su esperanza en la medicina y en los nuevos descubrimientos asombrosos, para prevenir el cáncer o tratarlos; también las enfermedades cardiovasculares o enfermedades neurológicas, como la enfermedad de parkinson. La ciencia adelanta a pasos agigantados los descubrimientos médicos que nos dejan pasmados y asombrados, transplantes de corazón y otros órganos, cirugías del cerebro que antes jamás podríamos imaginarnos que se pudieran realizar, pero hoy en día se realizan.