Uno de los grandes problemas que enfrentan nuestros hijos el día de hoy es el abuso de ellos en el hogar.

Cuando hablo de abuso, me refiero al físico, emocional y sexual que les puede producir heridas, dolores que pueden durar toda la vida, que pueden afectar y trastornar la conducta, la mentalidad, su relación social, incluso su vida profesional.

Tengo a continuación una encuesta sumamente interesante:

¿Cuál es la causa principal de violencia que más te preocupa? Fue la pregunta que hizo un grupo de empresas a muchos niños cuyos padres ahí trabajaban. Se permitió que los entrevistadores pudieran llevar a cabo esta encuesta con los hijos de los trabajadores.

La mayoría de ellos respondió: “ La violencia que más me preocupa es la que tiene qué ver con que mi padre me moleste frecuentemente, haga burlas de mi persona, de mi cuerpo, me humille, me rechace”.

La muchacha gorda percibe violencia cuando el padre le está diciendo “gordinflona” o cosas como esas; que rechace a un hijo porque no le cae bien y el otro sí le cae bien, eso es la violencia que más les preocupa a los niños.

¡Qué sorprendente respuesta y que dolorosa también! Porque a veces pensamos cuando hablamos de violencia, en pistolas, en muertes, pero no vamos al fondo de la violencia que sí daña y daña realmente a nuestros hijos: las palabras que utilizamos para dirigirnos a ellos.

A nosotros nos parecerán cómicas, graciosas, o insultos en un momento de enojo o desesperación. Para ellos serán marcas que llevarán toda la vida, porque son palabras a las cuales son muy sensibles.

¿Pero sabes una cosa? Respondieron también: “Cuando sufro este tipo de violencia, cuando mi padre me rechaza, cuando mi padre habla palabras que hieren mi corazón, se produce en mi vida una violencia extrema”.

Las estadísticas son alarmantes al respecto. Otra encuesta se realizó en los Estados Unidos de Norteamérica sobre por qué los jóvenes, adolescentes y aun los niños llevan pistolas o armas de fuego a las escuelas.

Tú sabes que en Estados Unidos, hay hasta 350,000 casos reportados al año de jóvenes que son descubiertos con armas de fuego. Muchos de ellos se convierten en verdaderos campos de batalla matando profesores, quitando la vida a alumnos y aun terminando ellos por suicidarse.

Pero en esta encuesta se observó la siguiente respuesta en los protagonistas de la violencia en las escuelas, ellos decían: “ La violencia la aprendí en mi casa, por dos fuentes: la conducta agresiva de mi padre y las malas conductas que vi en otras personas”.

Vemos cómo el ejemplo del padre, la manera de conducirse, las palabras que utilice con sus hijos, pueden ser determinantes en su conducta futura, que los pueden llevar a sentirse heridos, lastimados para toda la vida, rechazados por sus mismos padres y luego, llevarlos a ser violentos en extremo.