Cómo criar a nuestros hijos adolescentes II:
Transición de la niñez a la etapa adulta

 

Respetemos sus modos de pensar, sabiéndolos guiar a la vez
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Los adolescentes desarrollan la capacidad de pensar en un nivel abstracto. Es como un mar embravecido, un día amanece la marea muy alta.  Al otro día está tranquila y no hay olas.

            ¡Los amigos nos llevan bastante ventaja, papá! Están bajo la influencia de amigos o bajo presión social, ahí ya estamos en desventaja. No quiero decir que ya perdimos la guerra, pero sí estamos perdiendo muchas batallas.

            Ahí es donde nos podemos frustrar, desalentar y entrar en una lucha de poderes: “Yo mando”, “no, tú no mandas”, “yo mando, cállate la boca”, “¿por qué tengo que hacerte caso, papá, si yo veo las cosas diferentes?”. Y se cierra la comunicación. El padre ya no se acerca al hijo, el hijo no se acerca al padre.

            Es saludable que ellos piensen. No vayas a pensar que está mal que tus hijos se hagan ese tipo de preguntas. Es saludable que aprendan a razonar, a encontrar su personalidad, pero es importante que vean también tu autoridad y te respeten; eso se gana a través del servicio y el ejemplo.

Hay muchos cambios que están ocurriendo en el adolescente y como padres, nosotros también debemos hacer los cambios correspondientes para poder relacionarnos y tratar de interactuar efectivamente con ellos.

            En general, al estar tratando con tu adolescente, debes de procurar usar maneras o técnicas que no produzcan, en un futuro, rebelión, oposición, desafío a la autoridad, coraje e ira en los adolescentes.

            De por sí, ya hay mucho de ello en sus vidas por la influencia grupal, por como piensan sus amigos o como ellos mismos idealizan las cosas.

            Tu hijo de pronto te dice, “pues yo no estoy de acuerdo como tú piensas, yo creo que sí se pueden arreglar las cosas. Encontré un amigo que es bastante inteligente y él piensa que las cosas se deben hacer así”.

            Entonces te empieza a dar consejos y tú te quedas con la boca cerrada y piensas dentro de ti:

“Caray, mi hijo es más sabio que yo, ya vivió lo que yo viví, ya pasó por diferentes situaciones, experiencias y golpes que nos da la vida para enseñarnos. Es un adolescente de 14 o 15 años de edad. ¿Ya no puedo enseñarlo? Ahora el que lo enseña es el amigo, ya no puedo hacer nada por él”.

El gran cambio de los padres
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