La sexualidad y cómo enseñarla a nuestros adolescentes II

 

¿De dónde proviene la información que reciben tus hijos?
 

Aunque progresivamente la sociedad va cambiando en cuanto al compromiso de la educación sexual, la información sobre este tema proviene, fundamentalmente, de medios extra familiares.

         En una encuesta a adolescentes y jóvenes entre 14 y 29 años, sólo el 18.8% habían obtenido la información sexual fundamental de su padre o madre. La mayoría de ellos, casi el 65% se habían informado de sus amigos. Los jóvenes no confían mucho en la familia como fuente de educación sexual y piensan que los amigos, los libros especializados o la propia experimentación son los medios más adecuados de aprender.

         Una formación responsable de la sexualidad puede generar la decisión de postergar o abstenerse de la relación sexual, pero no por represión sino por opción, por la consciencia de que aún no se está listo, no se desea o no es el momento.

         La postergación o abstinencia por sí solas no generan cambios en actitudes, valores y conductas para asumir responsable y constructivamente la sexualidad, mucho menos si está apoyada en una visión represiva y negativa de la sexualidad. El hecho es que la familia y la escuela exigen pero no dan, hacen muy poco para que las expectativas que tienen sobre la sexualidad de los y las adolescentes se cumplan.

         Si bien es cierto que la educación sexual tiene una función preventiva, su función primordial es la formativa. Los medios de comunicación también ejercen mucha influencia en los jóvenes, lo que no se debería desconocer, pero algunos padres no tocan el tema y parecen no ver cómo los jóvenes son bombardeados con sensualidad. No les entregan las herramientas necesarias para que la manejen ni les brindan información sobre las consecuencias negativas.

         Tanto en los diferentes medios de información como en la publicidad se promueven imágenes de cantantes famosos con alto contenido sensual y en Internet se puede tener acceso a todo con sólo apretar un botón, mientras que los padres, cuando eran jóvenes, rara vez pudieron ver una revista con este contenido.

         Preocupa también el hecho de que la edad de la menstruación se ha adelantado: hace 100 años era a los 16 o 18 años y ahora es a los 12 o 15 años. Además, ha aumentado el lapso entre la madurez psicosocial y biológica, lo que está retrasando la edad del matrimonio.

         Otra fuente de preocupación son los factores propios del adolescente, algunos de los cuales son: un alto grado de experimentación, que es normal para la etapa por la que están pasando; un gran sentimiento de irresponsabilidad; falta de un adulto referente a quien pedir ayuda en cuanto a la sexualidad; difícil acceso a la salud sexual y reproductiva; presencia de conductas de riesgo que influyen en la sexualidad, como el consumo de alcohol y drogas; la característica tendencia del adolescente a no planificar; la presión ejercida por los amigos para iniciar la actividad sexual en forma precoz, catalogando despectivamente al adolescente.
¡Las estadísticas no mienten!
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