Los problemas más comunes en el matrimonio y cómo resolverlos
Parte II

 

La decepción y los problemas de convivencia
 

Otro problema en el matrimonio es la decepción. Muchas parejas achacan los problemas a que el otro ya no es la persona que habían conocido en un principio, con la que se casaron. Se sienten chantajeadas y se produce una decepción, se ha perdido la admiración que pudo existir en un principio.

Cuando hay conflictos y éstos se agravan, se producen patrones de comunicación que perpetúan el problema y conducen fácilmente a la separación. Muchas parejas dicen: “No es el hombre (o la mujer) que yo esperaba.” Se ha perdido la admiración que en un principio existió.

Otro de los conflictos en el matrimonio son los problemas de convivencia. Hemos de señalar que la convivencia en sí no es un enemigo de las relaciones de pareja, sino que por el contrario es lo que más puede enriquecer a una pareja. El problema está en la actitud de algunas personas cuando conviven con otras.

Es en la convivencia, con el día a día, cuando más se llega a conocer a la persona que amamos y donde más podemos apreciar sus defectos y cualidades. Al principio no es sencillo, tenemos que ceder y renunciar a algunas costumbres nuestras para adaptarnos a las del otro o a las que poco a poco vamos creando juntos.

Por otro lado, también tendremos que evitar aquellos pequeños detalles que tanto desagradan a nuestra pareja y que aún pareciendo poco importantes, le hacen ponerse nervioso y discutir continuamente. Una pequeñez que resulte desagradable, si se repite continuamente, un día tras otro, termina resultando imposible de soportar.

Otro problema que frecuentemente encontramos en la convivencia es, cuando uno de los dos quiere imponerse al otro, imponer su forma de hacer y de organizar la vida en común; lo normal es que el otro no esté dispuesto a ser sometido, generando los primeros conflictos de adaptación.

Cuando una pareja decide convivir debe pensar en los cambios que eso va a suponer para su relación y las dificultades a las que van a tener que enfrentarse. Si no están dispuestos a ceder en sus costumbres o a compartir su espacio y sus cosas, es mejor que no se plantee casarse, pues fracasarían. Pero, superando estos obstáculos podemos decir que la convivencia, es lo mejor para cualquier pareja.

Cuando se convive se fomenta la confianza mutua, se conoce a la pareja; a veces, no es como tú pensabas pero sientes cariño hacia tu pareja, amor y respeto, la valoras más, te das cuenta que es muy sencillo poder ayudarle.

Claro que esto va a llevarte a cambios, vas a tener que estar dispuesto a ceder a sus costumbres, a compartir tu espacio y tus cosas. Y si no hay esa disposición no es bueno casarse, pues irías rumbo al fracaso.

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