El papel de los padres en la educación de los hijos
Parte I

 

¿Cómo ayudar a estudiar a nuestros hijos?
 

  ¿Cómo ayudar a estudiar a nuestros hijos? Para los especialistas en el área de psicológica educativa, la motivación es fundamental para determinar los esfuerzos y el interés que el niño mostrará por aprender. El pequeño ha de sentir que forma parte, junto con su familia, de un equipo que trabaja hacia una meta que es el progresar en los estudios.

         Los padres debemos intentar conocer al máximo a nuestros hijos, saber qué les gusta o disgusta, cuáles son sus opiniones, capacidades y habilidades que pueden desarrollar, sus convicciones, experiencias y deseos, y actuar de forma que los niños se sientan amados, apoyados, entendidos y respetados.

         Al existir un vínculo positivo, el niño tratará, probablemente, de seguir las sugerencias e imitar las conductas de sus padres. Todo lo que se diga o haga tiene un gran impacto en el desarrollo infantil, por lo que es importante que tengas una actitud positiva hacia el aprendizaje y que seas un modelo de buenos hábitos.

         Nuestros hijos están faltos de modelos, modelos o líderes que ellos puedan seguir como ejemplo; cuando los padres son el ejemplo de los hijos, para bien o para mal, eso es lo que los hijos imitarán. En el proceso de aprendizaje, como en otras áreas de la vida familiar, no importa lo que los padres son, sino lo que hacen.

         Hay que crear una rutina en casa con momentos y horas determinados para levantarse y acostarse, para las actividades extraescolares y el sueño -es muy importante que nuestros hijos duerman bien cuando están yendo a la escuela, lo necesitan para reponer sus fuerzas- así como crear una organización del tiempo adecuada, esto va a ir dándole al niño seguridad y autocontrol.

         La actitud hacia los hábitos de trabajo en el ambiente familiar debe ser positiva, hemos de establecer expectativas claras, inculcando a los hijos que hay que hacer siempre lo mejor que uno pueda. Los expertos señalan que hay que pedir a los hijos un nivel de exigencia alto y ayudarlos a sentir que el esfuerzo y el aprendizaje son necesarios, valiosos y hasta excitantes y emocionantes.

         El niño debe experimentar la satisfacción que produce su trabajo bien hecho y lo inaceptable que resulta una tarea descuidada o incompleta. La idea clave es que hagan siempre lo mejor que puedan.

         Una familia puede condicionar a sus hijos hacia al fracaso en la vida cuando sus expectativas respecto al niño son bajas, ya que esto afecta la motivación y la imagen que el niño posee de sí mismo. Los padres deben demostrar a los hijos que se sienten muy orgullosos de ellos cuando consiguen el nivel establecido.

         Los niños necesitan experimentar el éxito y comprender que para conseguirlo se necesita un trabajo sostenido; también deben sentir el fracaso, pero no como una pérdida de confianza en sí mismos, sino de forma positiva, como una vivencia de la cual pueden aprender para mejorar, pues les va a ayudar para enfrentarse a las adversidades o injusticias que puedan experimentar en el futuro.

         Los pensamientos negativos que el niño tiene minan su confianza y desarrollo y refuerzan la posibilidad de que venga un fracaso tras otro en él. Por eso es importante sustituir esos pensamientos por otros positivos, que le lleven a comprender que si persiste en sus esfuerzos y objetivos se verá recompensado ampliamente.

Motiva a tus hijos al estudio
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