Un callejón oscuro: la depresión

 

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La depresión es un pozo que se va haciendo cada vez más profundo, lo importante es que hay solución para salir de él. Hay que pedir ayuda, hablar, mostrar los sentimientos, sacar a la luz lo que preocupa o angustia; sin embargo, no sólo sufre mucho el paciente depresivo sino su familia y sus grupos cercanos, pues muchas veces no se sabe qué hacer, cómo ayudar o cómo intervenir. Al problema se le van agregando otros problemas y esto se va agrandando y destruye la vida cotidiana de las personas y de su grupo familiar.

         Se calcula que en la sociedad norteamericana uno de cada cuatro individuos experimente al menos un incidente de depresión durante su vida, de este grupo sólo un cuarto recibirá un diagnóstico apropiado y de éste un cuarto recibirá el tratamiento apropiado. Recientes estudios demuestran que el riesgo de depresión en las personas nacidas en los últimos 30 años es 10 veces mayor que los nacidos hace 70 años.

         La severidad de esta enfermedad se refleja en su persistencia. En un estudio, los psicólogos Gayle Belsher y Charles Costello muestran que aproximadamente el 50% de las personas tratadas por depresión sufren una recaída dentro de los dos años de tratamiento exitoso. Ian Gotlib y Constance Hammen afirman que sólo recientemente se ha podido entender que para muchos depresivos la enfermedad no solamente es recurrente, sino crónica.

         Hay que saber también que hay varios estados depresivos o tipos de depresión, no a todos les sucede lo mismo y de la misma manera, pero hay patrones comunes. Con la depresión se pierde la capacidad para alegrarse y sentir placer por las situaciones cotidianas de la vida, se pierde la capacidad de hacer proyectos, de planificar un futuro, de sociabilizar y se pierde la voluntad.

         Una de las características mas dañinas de la depresión es el hecho de que los individuos quedan atrapados en el círculo del negativismo, todo lo ven mal, sin esperanza de salir adelante; cuanto más se esfuerzan, más se alejan de sus vidas los ideales. Están atrapados en el ciclo de la depresión, del cual parecen no poder escapar, están realmente cansados de sí mismos y ya no quieren seguir adelante.

         Los depresivos luchan contra algo irracional. Cuando el pensamiento se transforma y las emociones se alteran el círculo depresivo se agudiza, frecuentemente la gente en ese estado dice: “sé que esto es irracional pero no puedo controlarlo”. Se ven atrapados en un círculo que parece no tener fin y siguen intentado salir aún cuando experimentan la fatiga extrema, pero no pueden evitar seguir en ese océano irracional. Tienen la esperanza de que un esfuerzo más los libere del círculo vicioso, pero ese deseo se transforma en un dolor profundo, el yugo se vuelve más pesado y el espiral desciende con mayor ímpetu.

         ¿Cuál es la causa de este ciclo de culpa y desesperación? Los científicos Tom Pyszczynski y Jeff Greenberg hallaron una relación entre depresión y autoconciencia, esto los llevó a realizar numerosos estudios y experimentos que mostraron que las personas depresivas se centran e incluso llegan a estar preocupadas en extremo por sí mismas. Esto es más común después de un fracaso que de un éxito.

         Ellos se preguntaron “¿por qué estos individuos están tan centrados en sí mismos, en especial después de un fracaso?” Y afirman: “vemos la depresión como la consecuencia de muchos esfuerzos por recuperar algo que la persona ya no tiene y que tristemente ya no se puede recuperar y eso es a lo que la persona se debe de sobreponer y saber salir adelante”.

         Las causas de la depresión pueden ser variadas, pueden factores hereditarios o también al pasar por situaciones traumáticas que nos hunden en la desesperación. Entre las situaciones más comunes que provocan depresión podemos mencionar las siguientes: exceso de trabajo, ambientes laborales nocivos, sueldos desiguales, amenazas de despido, competitividad, endeudamiento, despido laboral, malas relaciones familiares, insatisfacción originada por la difícil situación económica, falta de vivienda, falta de acceso a la recreación, sedentarismo y ausencia de actividades deportivas, entre otras.

         Cuando los individuos son expuestos a un estrés prolongado y no reciben el tratamiento apropiado enfrentan la posibilidad de deprimirse. Los seres humanos pueden hacer frente a muchos desafíos, como la pérdida de los seres queridos, los cambios físicos y mentales, las preocupaciones económicas, las adaptaciones a nuevas situaciones de vida o la responsabilidad de nuevos y diferentes roles en la familia o en el lugar de trabajo, pero tales pérdidas, desafíos y cambios pueden ocasionar tristeza y desesperación importantes.

         En algunos casos, las reacciones a las dificultades o a las circunstancias difíciles de la vida y los momentos en los cuales uno se siente deprimido, duran un periodo realmente corto; con el transcurso del tiempo, uno es capaz de retornar al nivel normal de su funcionamiento y sentir placer y otras emociones positivas.

Signos y síntomas típicos
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