LSD y otros alucinógenos II

 

El toque
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

“Sólo he usado éxtasi unas veces pero me encantó, fue increíble, podía gritar hasta que mis ojos se salieran y estar contenta al mismo tiempo.” Dice Lori de catorce años.

         Con una dosis normal -cerca de cien miligramos- la experiencia del éxtasi es una sensación de calidez, paz, amor y conexión con los demás. Como sus parientes químicos anfetaminas, el éxtasi produce un sentido de euforia, energía, alerta y un apetito suprimido: sin embargo, el éxtasi está también relacionado con los alucinógenos. Los efectos nocivos que produce en la mente incluyen un realce de los placeres sensuales conectados a la vista, el sonido, el olfato, el sabor y especialmente el tacto.

         La combinación de energía y euforia creada por las anfetaminas como también la experiencia alucinógena, o sea sentidos elevados, le han valido al éxtasi la reputación de la droga del amor o la droga del abrazo. Sin embargo, el toque de éxtasi es más bien sensual que sexual, como explicó una mujer terapeuta: “el éxtasi y el sexo no se relacionan muy bien, para ponerlo delicadamente, en la mayoría el éxtasi apaga la habilidad para funcionar como amante. Se le llama la droga del amor porque abre la posibilidad de sentir amor, afecto y confianza.”

         Bajo la influencia del éxtasi el temor desaparece aparentemente y se convierte en autoestima y la aceptación propia se incrementa. Los aspectos más particulares del toque de éxtasi son un sentido de simpatía hacia los sentimientos y experiencias de otras personas y un deseo de relacionarse con amigos y extraños.

         Hana de diecinueve años dice: “me sentí completamente en paz, me senté junto a un río con mi novio y como que nos unimos el uno al otro. No había separación entre él y yo, entre el río y yo, y creo que entre Dios y yo. No tenía ningún sentido del tiempo, todo lo que importaba era estar ahí en ese momento, uno consigo misma, mi novio y con todo el mundo entero.”

         Dosis más altas -doscientos miligramos o más- crean un toque diferente. Los efectos típicos como los de la anfetamina, golpean fuerte causando tensión en la quijada, náuseas, vómito, piel rojiza, sudor, ansiedad y ataques de pánico. Los síntomas alucinógenos se intensifican creando un sentido distorsionado de la realidad.

         ¿Quién consume éxtasi? Marcia Rosenbaum, autora de En búsqueda del éxtasis, menciona: “…imagínate a los jóvenes, están llenos de inseguridad, y entonces toman esa droga y ahora están en paz con ellos mismos, quizás por primera vez.”

         Un 12% de los adolescentes, entre los 12 y 18 años de edad, casi tres millones de jóvenes, han experimentado con éxtasi por lo menos una vez en sus vidas, de acuerdo a una encuesta nacional en el año 2002 en los Estados Unidos. Los jóvenes mayores de 16 y 17 años de edad son más propensos a usar éxtasi que otros jóvenes de menor edad. Los adultos entre los 18 y 25 años de edad son más propensos que todos.

         El Monitoreo Anual del Futuro reporta las siguientes estadísticas del uso del éxtasi para los muchachos de segundo de secundaria a primero y tercero de preparatoria:

 

Consumido siempre

Consumido este año

Consumido este mes

Segundo de
secundaria

4.3%

2.9%

1.4%

Primero de
preparatoria

6.6%

4.9%

1.8%

Tercero de
preparatoria

10.5%

7.4%

2.4%

Efectos negativos a corto y largo plazo
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