La violencia en el noviazgo

 

“Yo sé que él va a cambiar”
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Existen actitudes que toman las mujeres, como decir: “con mi amor yo lo voy a ganar; con mi amor lo voy a convencer y lo voy a cambiar.” Mire, no hay mentira más grande que esa; si algunos han logrado eso son muy escasos, sumamente escasos.

Es muy difícil que una persona pueda ser cambiada por otra, Victoria comenta que cuando su novio la golpeó por primera vez, su familia intentó obligarla a denunciarlo, pero ella se negó justificando esa conducta con los problemas familiares que el tenía. “Él es así porque tiene problemas en su casa y si lo quiero, debo entenderlo.”

¿Cuántas personas piensan de esta manera? Muchas mujeres dicen cosas como “hay que entenderlo”, “es que yo lo amo”, “pobrecito, tiene muchos problemas, hay que ayudarlo”. Yo no estoy en contra de que hay que ayudar a las personas, definitivamente es cierto, pero otra cosa es ayudarlos a costa de tu dignidad y de tu propia integridad física, no es por ahí la forma de resolver las cosas.

Una persona que durante el noviazgo se haya acostumbrado a decir groserías, a dar malos tratos o a ser muy celoso, durante el matrimonio es altamente probable que sea peor. ¿Por qué? Por lo que explicábamos anteriormente: en el noviazgo no hay un compromiso formal.

Una vez que se formaliza y que existe un pacto en donde se firma ante un registro civil y se confirma con una boda, la pareja entiende que hay ciertos derechos y que ya hay un sentido de pertenencia. Ese sentido de pertenencia puede hacer que la persona que es sumamente celosa, se vuelva más celosa porque ya tiene argumentos: “eres mía y nada más”. Entonces se pueden recrudecer ese tipo de actitudes; si durante el noviazgo había golpes jugando, puede suceder que se repita, es muy probable, pero ya en serio dentro del matrimonio.

Existen esos roles entre varón y mujer en una sociedad en donde el varón domina a la mujer; a parte agréguele ese concepto de amor platónico que todo lo puede y todo lo vence. Las mujeres quedan enredadas con un marido muy violento y agresivo, pero “yo lo amo, lo voy a servir”.

No es despreciable esa clase de amor, pero hay que entender las cosas: la realidad es que la gran mayoría de los hombres no cambian así. No es la manera correcta de amar porque usted se está denigrando al dejarse golpear.

El verdadero amor
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