Los celos

 

Un infierno mental
 

Por: Profr. Roberto Durán

Otra característica de la persona celosa es que tiene continuamente sentimientos de culpa. El celoso se muestra violento, no agrede sólo físicamente, sino que también agrede con palabras sarcásticas e hirientes, o con el chantaje emocional: llorar o manipular.

Llega un momento en que esto es tan fuerte que el mismo celoso reconoce estar dañando a su pareja, afectándola emocionalmente; y en el fondo, reconoce que no está bien y que se ha excedido en sus palabras, supuestamente tratando de castigarla por buscar a otra persona.

Después comienza a razonar las cosas y viene el sentimiento de culpa: “Si es cierto, he tratado mal a mi esposa y a mis hijos, a quienes amo”. La persona sabe que está haciendo mal, pero está como amarrada y no sabe qué hacer. Entonces le pide perdón a la esposa y le llora, y parecieran que viven una luna de miel temporal, pero luego vuelven a lo mismo. Es un círculo vicioso.

En el fondo, el celoso necesita ayuda, lo entiende y sabe que está siendo dominado por una pasión; pero otra vez vuelve a caer en la misma esclavitud, en la cárcel de sus pasiones. Esto es devastador.

La persona celosa tiene una tormenta en la mente, un infierno; está sufriendo y está haciendo sufrir a los demás. Puede llorar a solas en su cuarto; puede estar rezagada porque no soportar lo que está viviendo y pasa por su mente pensamientos como: “yo también lo voy a engañar”.

¿Cómo se calman los celos? Primeramente, a través del interrogatorio; el celoso es mejor que el policía, el agente judicial y el ministerio público juntos. Bucea en las aguas profundas del pasado de su esposa(o), pregunta por sus antiguos novios, lo que le gustaba de ellos, qué experiencias tuvo.

Esto es para armar el rompecabezas, pieza por pieza, y poder descubrir con quién lo está engañando, supuestamente. Cuestiona todo: horarios de salida, horarios de entrada, con quién estuvo, con quién platicó, de qué platicó, qué comió, qué hizo, qué no hizo. Es un interrogatorio muy minucioso.

Me platicaba una mujer que su esposo era tan celoso que cuando ella iba con su mamá, el hombre veía a qué hora salía, calculaba el tiempo exacto que tardaría el taxi o el camión en llegar y hablaba inmediatamente a la casa de su madre.

Si no había llegado se ponía muy mal, en una actitud molesta y enojona; si la mujer tardaba media hora más, este hombre ya había pensado lo peor: que el otro la había llevado en el carro y habían hecho no sé qué tantas cosas.

Entonces comenzaba el interrogatorio: “¿dónde tomaste el camión? ¿a qué hora lo tomaste? ¿con quién te fuiste? ¿qué hiciste?” Cuando el celoso ve que todas las cosas concuerdan y checa detalladamente los horarios, su alma descansa. Pero cuando hay una contradicción, se enciende el volcán y es muy difícil apagarlo; seguramente, producirá un pleito.

También se aplacan los celos a través de la búsqueda de acciones o detalles que le aseguren que su pareja los ama, que reafirmen ese amor. Eso le da tranquilidad. Además, para calmar sus celos entra en continuos falsos arrepentimientos, que tienen como característica el pedir perdón a la pareja y decirle que las cosas van a cambiar. Hace muchas promesas, se disculpa y empieza a tratar bien a los hijos; pero luego, cualquier cosa vuelve otra vez a perturbarlo.

¿Por qué pide perdón el celoso?
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