La preadolescencia
 

Sugerencias para lograr una buena comunicación
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Tener una comida diaria en familia beneficia bastante a los miembros de la familia, particularmente a los preadolescentes. Esto implica sacrificar tiempo para otras cosas, pero el amor implica sacrificio; uno a veces quiere actuar como si no tuviera hijos, como si no tuviera compromisos y nos dedicamos por completo al trabajo, pero ¡cuidado! Los hijos también son nuestra responsabilidad y por cuanto los amamos, hay que apartar tiempo para estar con ellos.

Quizás puede ser imposible que todos los días de la semana coman juntos, pero si es muy recomendable que varios días a la semana se reúnan juntos en una comida donde no esté prendida la televisión ni haya alguien hablando por teléfono. Que sea un momento de tranquilidad, que se preste para platicar, bromear o simplemente estar juntos; que preparen algo juntos para comer y se organicen para recoger la mesa y lavar los platos. Esto fomenta la unidad en la familia, el trabajo en equipo y continúa esa amistad entre los padres y los hijos.

Si usted no hace cosas como estas, al rato se dará de topes en la pared porque no fomentó los momentos adecuados para que su hijo o hija se hiciera su amigo; resulta que al rato su hijo es un perfecto desconocido para usted o que su hija de 13 años anda de novia, teniendo intimidad física con algún joven y usted es el último en enterarse.

Esa es una forma fracasada de entender la paternidad o maternidad. Ser padre no es simplemente llevar dinero a la casa, dar de comer, llevar a los hijos a la escuela; ser padre o madre es ser amigo, es mantener una influencia constante en los hijos de tal manera que ellos naturalmente hablen y cuenten sus tristezas, alegrías o pensamientos.

El preadolescente está buscando pertenecer a algo y es importante que entiendan que el lugar en donde mejor bienvenidos son es en la propia casa, en la familia. El compartir la comida, limpiar la mesa o lavar los platos juntos ayuda mucho a fortalecer los lazos afectivos familiares; y el hecho de que todos colaboren refuerza el sentido de responsabilidad y de trabajo en equipo.

Es importante que a la hora que los hijos se vayan a dormir, siempre estén presentes los dos padres, pero si no se puede por causa del trabajo, por lo menos uno de los dos debe estar presente. Si bien, en la preadolescencia ya no se tiene que llevar al hijo a la cama, sigue siendo importante que haya un horario para acostarse. También es importante decir una palabra cariñosa o un beso de despedida antes de irse a dormir.

Es recomendable fomentar un espacio de tranquilidad previo al irse a acostar, no es recomendable estar jugando antes de irse a dormir; es momento para platicar, leer un buen libro o la palabra de Dios, algo para fomentar la comunicación.

Si tus hijos están habituados al abrazo y al beso, no suspendas ese hábito, síguelo haciendo. Si usted nunca ha practicado esto con sus hijos, ni aún siendo niños, quizás su adolescente se sentirá incomodo si se despide con un beso o abrazo; un cariño leve en la espalda o en el brazo será más que suficiente para fomentar esa cercanía entre usted y su hijo.

Además es importante que se puedan compartir los momentos cotidianos, si hay un perro en casa y usted lo saca a pasear, invite a su hijo. Involúcrese con él en las actividades cotidianas, esto ayuda a mantener esa influencia. No es tiempo perdido ni malgastado lavar el carro juntos, cocinar algo o jugar un rato con la pelota; todas son actividades excelentes, hágalas siempre que pueda.

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