Cómo controlar el carácter
 

Aprenda a tener dominio propio
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Hay un principio básico que dice que la blanda respuesta aplaca la ira. Sencillamente no se exalte, aprenda a dominarse. He conocido padres y madres de familia que me dicen: “Yo no sé porqué en casa me comporto de una manera tan terrible, pero cuando estoy en la calle no tengo ese carácter, no me atrevo a gritarle a nadie; al contrario, me porto amablemente, soy paciente, escucho y si alguien me llega a hacer algo me controlo.”

¿Por qué  con la familia si sucede esta situación y con los demás no? Porque con la familia tenemos cierto nivel de confianza y a veces cierta autoridad y ventaja sobre ellos. La verdad es que pocos le gritan al patrón o a una autoridad, ¿por qué? Porque su razón les dice que van a perder, por lo tanto prefieren callarse y aguantarse.

Muchas veces en casa hay un abuso de poder, a lo mejor el padre le grita a la mujer o a los hijos, porque los ve inferiores a él. Sí existe esa diferencia en la forma de comportarse en casa y en la calle. Si nosotros somos los que mandan, ¿qué clase de familia vamos a levantar? El día de mañana que queramos acercarnos a ellos, ellos ya no van a querer, porque fueron muy heridos por las palabras y las actitudes de los padres.

Con mayor temor deberíamos cuidar estas relaciones; el trabajo allá afuera puede terminarse, pero los hijos y la esposa son irreparables e irreemplazables. Perder esto es muy doloroso, la familia es la posesión más valiosa que tenemos, aprendamos a valorarla. Tener dominio propio en el hogar implica controlar su genio, dominarse, no dejarse llevar por el sentimiento. Aprenda a decir palabras que edifiquen, no que destruyan a los demás. Forme en usted ese carácter.

Si usted ha estado ofendiendo gente con su forma de ser, sería bueno que se sentara y les pidiera perdón. Pedir perdón implica no volverlo hacer, implica humillarse y reconocer que se han hecho mal las cosas. Cuando una persona hace esto sabe que no debe volver a hacer aquello por lo que pidió perdón.

Busque inculcar en sus hijos buenos hábitos, que no lo vean en arranques de cólera e ira, que vean que su padre es paciente, que no se deja llevar por sus sentimientos. Se puede ser firme con las cosas incorrectas que hacen los hijos y que ameritan un castigo o disciplina.

Finalmente la disciplina se debe aplicar no porque estemos molestos, sino porque trasgredieron una norma que conlleva un castigo. Esto es para que ellos aprendan sus límites. Para el joven esto va a ser muy claro, va a entender que se le castigó porque hizo algo indebido.

Pero qué terrible es cuando se les regaña en medio de gritos y enojos personales, ellos no van a poder encontrar un parámetro para entender a papá, porque depende del humor con el que se levante. Si se levanta enojado, todo mundo a correr. Los hijos no aprenden a discernir cómo comportarse en diferentes circunstancias, porque dependen de cómo se levantó papá.

En cambio, el hijo sabe perfectamente que si no llega a las 10 de la noche a la casa va a recibir un castigo, porque hay una regla establecida. Pero si se basa en el criterio de cómo se siente papá no funciona. Si un día llegan temprano pero el papá está enojado, como quiera los regaña; o si llegan muy tarde pero papá estaba de buenas, como quiera los recibe normal.

Cuando esto pasa los hijos no tienen una visión clara de cómo comportarse. Mientras menos dominio propio tenga usted, cada vez va a ser más y más esclavo de la situación, no va a tener libertad para practicar hábitos y disciplinas positivos.

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