La Sexualidad en el Matrimonio
 

No se nieguen el uno al otro
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Según nos enseña la Biblia en el Nuevo Testamento, el hombre casado ya no es dueño de su cuerpo, sino la mujer tiene potestad sobre su esposo; igualmente, la mujer casada ya no es dueña de su cuerpo, sino el hombre. La Escritura dice:

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro…  para que no seáis tentados.”
                                                                                                                      1ª Corintios 7:3-5

Las Escrituras no condenan la relación sexual dentro del matrimonio, más bien, nos dicen que el marido debe entender las necesidades de la mujer y la mujer las del marido, y que debe de haber un compromiso para no negarse el uno al otro.

Muchas veces el marido tiene grandes deseos sexuales y la mujer se siente cansada. Cuando hay amor, debe haber un compromiso para satisfacer la necesidad del otro, lo mismo al contrario. Lo hermoso y adecuado es que tuvieran la necesidad al mismo tiempo, descansados, libres de cualquier preocupación. Pero no siempre es así y muchas veces menosprecian al esposo o a la esposa y no atienden su necesidad. Esto es gravísimo, nunca lo haga.

Usted comprenda y tenga sensibilidad a las necesidades de su esposo, no se nieguen el uno al otro. ¿Por qué? Porque si no ese deseo va a estar insatisfecho y se buscará la satisfacción fuera del hogar y del pacto matrimonial.

La Biblia nos enseña a respetarnos como seres humanos y a entendernos. Dios, quien nos creó, nos hizo con capacidad y deseos sexuales; por lo tanto, debe haber ese compromiso mutuo en el matrimonio de satisfacerse el uno al otro cada vez que esto es necesario. Es bueno que las relaciones sexuales sean frecuentes, lo suficiente para que ambos estén satisfechos. Es un error minimizar esto y es un tropiezo para el matrimonio.

Es necesario obedecer lo que dice la Escritura de cumplir el uno al otro con el deber conyugar y nos dice el motivo: para no ser tentados en esta área. Por lo tanto, cuando haya problemas de un mal entendido en lo sexual que no se solucionan, es momento de buscar ayuda, de hablar con algún profesional que pueda ayudar.

Si esto no se atiende, se está condicionando una situación contraria al matrimonio que puede conducir a uno de los cónyuges hacia el adulterio. Dediquen tiempo como pareja para platicar, conocerse y estar solos. Si hay hijos de por medio, éstos son una parte importante del matrimonio y hay que dedicarles tiempo. Pero siempre hay que buscar tiempo para conocerse como amigos y como esposos, caminar juntos, platicar solos y tener momentos íntimos para que haya una adecuada satisfacción.

Esto lo digo porque, si bien el sexo no es el fundamento ni la razón de ser del matrimonio, sí es una parte importantísima para la estabilidad del matrimonio. No importa la edad ni los años de casados, lo verdaderamente primordial es que haya amor y compromiso en la pareja para ayudarse y para satisfacerse mutuamente.

Esto no depende de los años de casados que se tengan, el sexo importa y es necesario para la vida de pareja. El matrimonio es algo muy bonito, que Dios ideó. No fue creado por una religión antigua, fue idea de Dios. En Génesis, la Escritura dice: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Habla del compromiso, habla de la relación sexual y forma parte del plan de Dios para nuestras vidas. Si él nos creó de esta manera es porque debe ser importante. Ignorar esa importancia y hacerla a un lado es ir en contra de nuestra propia naturaleza y en contra del Dios que nos formó.

La invitación es revalorar todo esto. El hombre valore a la mujer, no buscando solamente su satisfacción, sino también la de su esposa. La mujer no debe subestimar o restarle importancia a la relación sexual; debe entender las necesidades de su marido y entender sus propias necesidades.

El sexo es muy importante en la vida matrimonial, por lo tanto, atendamos este asunto y disfrutemos de nuestra vida sexual dentro del matrimonio, la cual Dios bendice y ve con agrado. Que Dios los bendiga y los ayude a tener un hogar y una pareja feliz, con plena satisfacción sexual en el matrimonio.

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