Mis hijos y yo
 

¡El amor es la respuesta!
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

La respuesta para la gran problemática que estamos tratando es una sola palabra: el amor. No cualquier tipo de amor, sino uno especial. Para que entendamos mejor esto voy a citar un texto de las Sagradas Escrituras.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.”
1ª Corintios 13:4-8

Cuado una mujer sola entiende lo que es necesario hacer con sus hijos puede tomar lo básico y fundamental de estas ideas para ponerlo en práctica, según su situación particular.

“El amor es sufrido”, dice este texto. Quiere decir que resiste con paciencia, es constante; no es el amor que al primer problema o dificultad se viene abajo. Es un amor que, como ve hacia el futuro y ve que hay que atender a los hijos, provee para ellos tiempos mejores, se da y resiste con paciencia.

Es un amor que piensa en el bienestar para los hijos, en la mejor manera de educarlos para que aprendan de un amor que busca el bien  mayor para su familia, siempre.

En nuestros días, muchas veces pensamos: “Yo atiendo a mis hijos, les doy lo necesario, he estado trabajando por ellos.” Pero sabes una cosa, no es el darles todo, sino el darles amor, lo que se necesita. Cuando una mujer aprende que el verdadero amor consiste en hacer el bien mayor, va a ser una mujer que piensa sabiamente lo que más conviene para los suyos.

La persona que ponga en práctica estos principios será justa y equilibrada, no hará distinciones entre sus hijos y hará lo necesario para que todos tengan las mismas oportunidades, valorará las capacidades particulares de cada uno y les animará para que, conforme a esas habilidades, cumplan sus propósitos.

Esta mujer no hará nada que dañe a las personas que están a su cuidado o que afecte sus emociones, ni los inquietará. Los hijos aman de todas formas al que es o fue su padre. La madre será sabia para no afectar esa imagen que los hijos pueden tener de su padre, no hablará mal de él por resentimiento. Al contrario, procurará perdonar y hablará de manera conveniente.

La madre que ama no va a buscar su propio placer o deseo antes de satisfacer las necesidades de sus hijos, por el contrario, buscará satisfacerlos en todas las áreas, va a considerar lo que es mejor para ellos y buscará suplirlo.

Una mujer que ha quedado sola no debe tender a la depresión porque sus hijos serán como una fuente de donde tomará lo que necesita para su alma. No tendrá tiempo para el resentimiento o para pensamientos no convenientes; aprenderá a vivir de manera sobria y respetuosa, y valorará el alma de sus hijos.

De esta manera, se estará alimentando, estará satisfecha ella misma y estará satisfaciendo a sus hijos. Se auto valorará y entenderá muchos de los propósitos para los cuales fue hecha. Pudiera haber una tentación frecuente a irritarse, pero la Biblia dice que el amor no se irrita; sin embargo, si puede haber una inclinación fuerte a irritarse, a deprimirse o a tomar decisiones incorrectas que pueden afectar la vida de sus hijos.

Defensor de huérfanos y viudas
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©