El Adulterio – III Parte: Sus terribles consecuencias
 

El dolor de la mujer traicionada
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

        El adulterio es una de las experiencias más dolorosas que puede vivir el esposo o la esposa engañada; es muy doloroso para los hijos, para los amigos y demás miembros de la familia quienes al sufrir la noticia sufren sentimientos de depresión, culpa y humillación.

        La palabra “adulterio” significa una relación sexual, sentimental, amorosa, fuera del matrimonio, con otra persona que no es tu esposo o tu esposa. El 65% de los adulterios terminan en divorcio.

        Solamente un 35% de los matrimonios logran salvarse de este golpe mortal y el resto muchas veces sobrevive con una calidad de vida inferior familiarmente hablando. El dolor que produce el adulterio es increíble; sólo el que lo vive sabe.

        El cimiento familiar es lo que hace estable a una sociedad; pero cuando la familia, su núcleo, es afectada por el adulterio, las consecuencias son devastadoras y muchas veces irreparables, ya no pueden levantarse esos hogares destruidos.

        Quisiera presentar a continuación algunos testimonios de personas que han experimentado el terrible dolor de ser traicionados, y los efectos que produjo en su vida el haber sido víctimas de este perverso acto.

        “Por veinte años fui fiel a mi esposo, honré mis votos matrimoniales… nunca me imaginé los efectos devastadores del adulterio hasta que me pasó a mí.”

        La traición de uno de los cónyuges en un matrimonio es probablemente el evento más devastador que pueda ocurrir en la vida.

        Nos afecta principalmente en una forma profunda: el amor se despedaza, la confianza se destruye, las familias se desintegran, las esposas y los hijos cargan con el dolor por muchos años, la herida muchas veces es irreparable. Continúa este testimonio:

        “…fue un shock que sufrí al inicio al darme cuenta que mi esposo me engañaba; yo me decía a mí misma: “No puede ser verdad”. Es como tener una horrible pesadilla de la cual no puedes escapar. El pensamiento de “esto no puede estar pasándome a mí” está en tu mente una y otra vez. La única interrupción a ese pensamiento es la ira y el odio.

        El adulterio deja al cónyuge inocente con un sentimiento de depresión, culpa, humillación. La autoestima baja a lo más profundo, mientras que la autocompasión sube a lo más alto; se hace imposible  dormir  y, cuando lo logras, los sueños son tan dolorosos que empiezas a aborrecer el solo hecho de dormir, se pierde o se gana peso.

        Yo perdí casi 15 kilos. Comer se volvía para mí algo nauseoso debido al dolor que llevaba al haber sido traicionada por mi esposo. Lloraba a menudo, el corazón quebrantado llora en la mañana, a lo largo del día y en la noche. Te encuentras en la soledad con tus hijos o amigos; es como si estuvieras en un estado de luto.

        Cuánta soledad y cuánto vacío siente el esposo o la esposa inocente. Como si ya no quedara vida en ti, no quieres que empiece otro día, te ciegas a todo lo que es bueno y pueden cruzar por tu mente pensamientos de suicidio.

        “¿Habrá alguien que pueda amarme?”, “¿Habrá alguien a quién yo pueda amar?” Es un pensamiento muy molesto que viene a tu mente cuando te sientes traicionado. El adulterio tiene el devastador poder de aplastar las esperanzas de uno hacia el futuro. A menudo te repites “¿cómo pudo esta persona, a quien amé con todo mi corazón, destruir nuestros planes futuros?”

        Este es un testimonio de la vida real. Esta mujer durante 20 años fue fiel a su esposo, jamás pensó ella, ni siquiera le cruzó el pensamiento de lo que se sentiría ser traicionada por su esposo, y un día descubrió la realidad; su esposo la engañaba con otra mujer.

        El golpe fue brutal contra su alma. Qué difícil es enfrentar esta cruda realidad: el adulterio; sus efectos son devastadores.

“Mi papá fue un adúltero”
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