Adolescentes en llamas II - Estadísticas que alarman

El suicidio

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El caso de Patricia fue un caso muy lamentable. Unos días antes la graduación de su secundaria se sentía muy feliz, habían acudido muchos amigos a festejar en su casa el fin de las clases. Sin embargo, posteriormente notaron que cambió su actitud: se volvió una chica totalmente introvertida, difícilmente se adaptaba en las fiestas con sus amigos; con sus padres se aisló, pasaba muchas horas a solas en su cuarto.

Un día escribió una carta a su madre donde le decía:

“Mamá, muchas veces me preguntaste si yo estaba bien y yo siempre te decía que sí, pero no era así. Lo siento mamá, tengo demasiados problemas y estoy tomando la salida fácil.”

Ella se suicidó. Fue a unas vías y de rodillas se puso frente al tren y éste la arrolló.

El especialista y conferencista juvenil Jerry Johnston escribe:

“Según el Instituto Nacional de Salud Mental en los Estados Unidos, 18 jóvenes por día se suicidan en ese país. Cada 80 minutos un joven más toma el paso de suicidarse”.

Qué pesadilla es pensar que en nuestro país más de 100 jóvenes por semana se quitan la vida. En el transcurso de un año, el total llega a la abrumadora suma de 6,500 vidas perdidas. Fuentes dignas de crédito, afirman que más de mil jóvenes por día intentan suicidarse sin éxito, es decir, casi un jovencito por minuto trata de suicidarse.

Hay muchos más suicidios exitosos cada día que se cuentan como otras causas de muerte porque se desconoce el intento o la motivación de la víctima. Un porcentaje elevado de accidentes en que se involucra un sólo coche es en realidad un suicidio.

Algunos jóvenes manejan su automóvil a velocidades incontrolables y dentro de su corazón está el desafiar la muerte y quitarse la vida, es un suicidio disfrazado.

Algunas personas enfermas mueren sólo porque dejan de tomar sus medicamentos; esa es otra forma de quitarse la vida.

Otros jóvenes juegan con la muerte participando en actividades o deportes de alto riesgo, por ejemplo, se tiran de un cordón y tratan de hacer acrobacias; incluso el tener hábitos dañinos como fumar, beber demasiado y abusar de drogas. Buscan la muerte con todo esto.

Debemos entonces cuidar a nuestros adolescentes en cuanto al suicidio si es que han habido en sus vidas intentos anteriores de quitarse la vida.

Cuidado cuando amenazan con suicidarse al empezar a hablar de la muerte; ellos se preparan para morir, por ejemplo, empiezan a ordenar sus cosas, regalar sus pertenencias, o tienen depresión, cambios súbitos de conducta, etc. Todo ello son señales que nos pueden dar una idea de si el joven o el adolescente se quiere quitar la vida.

El joven puede reaccionar de muchas maneras ante la noticia de que sus padres se van a divorciar. A veces el joven lo que hace es negarlo, otras veces siente vergüenza, otras se siente culpable, a veces hay ira, temor, inseguridad y un concepto bajo de sí mismo, dolor, depresión, soledad y otros efectos.

Son muchos los sentimientos, retos y problemas que enfrentan los adolescentes. Cuando el divorcio llega en la etapa de la adolescencia y la juventud, es devastador. Destruye totalmente al joven, rompe con sus expectativas.

Muchos adolescentes al no tener el apoyo y el afecto de sus padres y al estar involucrados en este trauma tan terrible como es el divorcio, pueden llegar inclusive al alcohol, a las drogas, a la violencia o al suicidio, a causa de su temor y de su inseguridad.

En los Estados Unidos aproximadamente un millón doscientas mil parejas se divorcian anualmente: 6,500 divorcios diarios. ¿Qué podemos decir de los países en Hispanoamérica? Los divorcios van en incremento, se dice que de dos matrimonios, uno se divorcia.

Muchos jóvenes también tienden a las amenazas e intentos de escaparse de la casa. Millones de adolescentes se escapan de sus hogares cada año. Por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica, se cuentan en más de un millón por año, y en Canadá se estima que lo hacen unos 200 mil jóvenes.

Son grandes las problemáticas que enfrentan nuestros adolescentes. No tienen la capacidad ni la fuerza para enfrentarlas. Se requiere una respuesta radical y rápida de parte tuya papá, mamá, para guardar a tus hijos adolescentes y jóvenes de cada conflicto que estamos presentando.

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