Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Esto dependerá mucho de los padres, de la escuela misma, de los maestros y de la sociedad también. Es un reto, un desafío realmente.

Dentro de los avances que han hecho las neurociencias en la investigación del desarrollo del cerebro del niño y del adolescente, está el que han descubierto que lo más básico, lo más sencillo y a veces lo más económico por llamarlo así, puede ser lo más influenciable para nuestros hijos, en otras palabras, el amor.

La estimulación temprana hoy en día se maneja en muchos lugares para favorecer el desarrollo cerebral y sus habilidades en los primeros tres años de vida. Esto es muy bueno, sin embargo, el desarrollo del cerebro no termina a los tres años de edad. La estimulación debe de ser continua y progresiva, ya que aún después de los tres años, el cerebro sigue moldeándose y adaptándose a situaciones favorables o desfavorables.

Las situaciones favorables van a ser de mucho beneficio para el cerebro en nuestros niños y adolescentes, las desfavorables, van a ser de mucho deterioro.

Los siguientes son factores que afectan negativamente el desarrollo del cerebro:

• Falta de afecto
• Divorcio en la familia
• Violencia intrafamiliar
• Abuso sexual, físico y/o emocional durante el desarrollo del menor
• Las drogas o el alcohol
• Los video juegos, el pasar mucho tiempo en las “maquinitas”
• El padre despreocupado, el padre alcohólico, aquel que está en casa pero está ausente, el padre “fantasma”.

No olvidemos entonces que de los 3 a los 16 años de edad, hay una actividad enorme, dinámica y biológica en el cerebro. No podemos pasar por encima esto, sino darle la importancia debida evitando a toda costa la influencia negativa en la etapa de su desarrollo.