¿Por qué a mí? Parte II - En busca de ayuda

Debes poner de tu parte

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Por otro lado, ahí están los traficantes de sentimientos envenenando las almas de los jóvenes, con el alcohol y los prostíbulos, llenándolos de jovencitas y jovencitos sin educación, prostituyéndose o, simplemente, buscando una puerta rápida, una solución instantánea y fácil; en otras palabras, aprovechándose de ellos.

Pero quiero decirte que si hay esperanza, aún hay gente buena sobre este planeta, aún hay gente que se interesa en tu vida y que tiene el deseo de escucharte. Pero tú debes hablar y explicar el problema; debes buscar ayuda médica, psiquiátrica o psicológica; debes dejarte conducir cuando tú mismo ya no sabes conducirte, cuando ya perdiste el rumbo; y sobre todo, debes poner tu confianza en el Dios vivo y verdadero.

Los eventos traumáticos y dolorosos que sufriste hacen que te sientas sin esperanza, sin futuro, provocan una tristeza y una situación enfermiza en tu vida, que te evita poder ser feliz y confiar en otros, poder hablar con libertad y sonreírle a la vida, poder superar la crisis o el problema que enfrentas.

Cuando hay esos eventos y sus secuelas, ¡qué difícil es tratar de superarlo uno mismo, sin la ayuda de los demás! ¡Qué difícil es buscar una solución! Hay personas que sí lo logran, pero no son la mayoría; hay personas que perseveran, buscan y hallan, pero no son la mayoría. Muchos se dan por vencidos y son aplastados bajo el peso de la carga que implica ese marido con el cual hay que vivir todos los días o ese hijo con quien hay que luchar constantemente.

¡Hay esperanza! ¡Hay gente que se interesa por ti! Gente que desea quitar las vendas de esa momia para poder darle ‘fisioterapia’, vamos a llamarlo así figurativamente, a ese adormecimiento de tus sentimientos; para que puedas sentir y volver a tener esperanza y confianza; para que puedas volver a sonreír y enfrentar la vida.

Pero tienes que poner de tu parte, no te puedes quedar así, viviendo del dolor; no puede tu alma alimentarse diariamente de la incapacidad y la impotencia. ¡Tienes que alimentar tu alma! Y debes buscarle el alimento sano y correcto.

Implicaciones físicas
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