La Vida: ¿Opción o Derecho?

La madre ante el surgimiento de un bebé con deformación o incapacidad

Por: Ing. Gilberto Sánchez

¿Qué hay de la mujer a cuyo bebé, no nacido aún, se le diagnostica deformación o discapacidad?

Desde luego quiero antes hacer un breve paréntesis para aclarar que hablaré de “niños discapacitados” sabiendo de antemano que me refiero con el debido respeto a todos aquellos que en la sociedad latina se les llama con mucha razón, “personas con capacidades diferentes”.

Primeramente veamos que el diagnóstico médico a veces puede ser equivocado. Hay registros médicos en donde se había previsto que el bebé nacería sano y fuerte; sin embargo, cuando llegó, nació con una discapacidad o viceversa.

Hace tiempo, salió en un noticiero de la televisión una mujer a quien le diagnosticaron un tumor en desarrollo. ¡El tumor resultó ser un niño!

La mujer, quien verdaderamente sí tenía cáncer, había estado durante 2 años bajo intensa quimioterapia. De haber sabido sus médicos que estaba embarazada, casi con seguridad le habrían aconsejado abortar, presumiendo que el niño sería deforme; sin embargo, ahora él es perfectamente normal.

Ahora bien, ciertamente, en muchos casos no se sabe cómo viene el niño, pero en cualquier circunstancia, lo normal debería ser preservarle la vida a ese ser humano hasta las últimas consecuencias.

Ante cualquier duda, la actitud nunca debe de ser quitar la vida. Nuestra actitud siempre tiene que ser positiva, de esperanza, como si fuera nuestra propia vida.

Una mujer que decidió tener a su hijo con deformidad, cuando vio la deformidad, se horrorizó; no por la deformidad, sino porque se enteró que muchos padres de familia estaban decidiendo abortar a sus hijos por ese tipo de deformación.

La mujer hizo un comentario: “¿En qué clase de sociedad estamos convirtiéndonos, al preferir matar a nuestros hijos que recibirlos con esta pequeña deformidad?”
Incapacidad física no significa incapacidad para ser feliz
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