Cómo Criar Campeones I - Educando e instruyendo a nuestros hijos

Obedecer es renunciar a la voluntad propia

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Quiero dar unas palabras de un eminente filósofo, quien hace cientos de años escribió acerca de la formación del carácter de los hijos, un hombre respetadísimo en muchos círculos que tienen que ver con la educación de los niños, dice así:

“El camino normal que toman los padres es querer agradar a sus hijos demasiado, dejándolos hacer lo que ellos quieren, lo que ellos desean”.

En otras palabras, dejan que sus hijos se vuelvan tercos y voluntariosos para conseguir lo que quieren y no les agrada ser gobernados por sus propios padres.

Ser obediente es renunciar a nuestras propias voluntades, es importantísimo este pensamiento. Significa que la voluntad de ellos por naturaleza va a ser terca, chiflada, desobediente ya que no tienen formado todavía lo que es el juicio y la razón, son partes inmaduras en su cerebro.

Deben aprender ellos a renunciar a su voluntad y obedecer la de sus padres. De esta manera podrán tener un magnífico autocontrol sobre sus deseos, sus pasiones y sus propias maneras incorrectas de ser.

Es importante entonces enseñar a nuestros hijos a obedecer en esta edad ya que si no lo hacen no obedecerán la voluntad ni de sus padres, ni de sus maestros en la escuela, no querrán obedecer las leyes civiles, ni tampoco la ley de Dios.

Siempre estarán propensos a hacer su propia voluntad y de esta manera cometer muchos actos que les van a costar y les van a doler el resto de sus vidas.

Muchos matrimonios hoy han fracasado, terminan en divorcio, en adulterio, en alcoholismo porque los hombres siempre quieren hacer lo que ellos quieren y les da la gana. Esto es el reflejo solamente de que no fueron criados correctamente en sus edades tempranas para entregar su voluntad y hacer la de sus propios padres.

Continúa diciendo este famoso especialista sobre la familia:

“Debemos enseñar a nuestros hijos en una forma familiar y amorosa la excelencia de la obediencia a sus padres, que ellos no están capacitados en edades tempranas para gobernarse a sí mismos, sino que necesitan el gobierno de sus padres”.

Debemos estar cercanos a nuestros hijos en esta fase de instrucción, que gobernemos a nuestros hijos como sus servidores, que ellos puedan percibir en nosotros ese amor dulce, verdadero, que nuestros mandamientos, límites, correcciones, realmente sean para su bien y ellos lo entiendan así.

Merecen ser gobernados como criaturas racionales. Toda criatura que empieza a tener uso de razón se preguntará ¿por qué mi padre me pone estos límites? ¿Por qué mi madre me castiga cuando hago lo incorrecto? Ellos demandan razones. Los padres de familia deben responder a estas interrogantes.

La necesidad del amor en la crianza de los hijos
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