Los conflictos familiares más comunes y cómo resolverlos
 

Tres principios importantes
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Hemos visto pues, varios tipos de problemas que pueden estar afectando a las familias y que son los más comunes. Y antes de exponer la serie de pasos que recomiendan diversos terapeutas para la resolución de conflictos, voy a mencionar tres principios de responsabilidad que son muy importantes y que debemos siempre tomar en cuenta los padres de familia:

Todo problema necesita resolverse, aprendamos a ser responsables. La única manera de enfrentar los problemas y resolverlos, es como se dice vulgarmente: “tomando el toro por los cuernos”, no hay otra manera. Para que usted pueda ver cambios en su familia, usted tiene que promover el cambio.

El famoso científico Albert Einstein, dijo que si nosotros queremos que las cosas cambien, nosotros debemos de promover los cambios. Es decir, que si hay un problema y usted no lo atiende, el problema no solamente va a permanecer ahí sin resolverse o estancado, sino que se va a hacerse más grande. Entonces, tenemos que aprender a enfrentar los problemas y buscarles una solución.

Los padres de familia somos los responsables de que se resuelvan adecuadamente los conflictos familiares
Finalmente son papá y mamá los que están al frente de la familia y son quienes tienen que velar para que los conflictos se resuelvan correctamente. Repito, si no se resuelven los conflictos, los problemas siguen creciendo y después se vuelven un dolor de cabeza y vienen cosas terribles, una situación incontrolable, imposible ya de resolver, porque se sobrepasaron los límites.

Así que atendamos los problemas de una vez, sobre todo al principio, cuando nos damos cuenta de la tempestad que se empieza a levantar en nuestra familia.

3º  Un problema no resuelto se hace mayor o genera más problemas. Lo ilustraré con un ejemplo muy sencillo: tiene usted una gotera en el fregadero y no la atiende; al principio nada más es incómodo, una gotera que está molestando, pero al rato esa gotera le oxida la lámina, se le pudre, se le viene todo abajo, se le cae el mosaico, se le echa a perder la madera que tenga del mueble, y al rato ya tiene ahí un desastre en la cocina. Todo por no arreglar una simple gotera.

En cambio, si se arregla la gotera, se resuelve todo el problema de fondo y ya no hay nada más que atender; es más, si usted arregla la gotera y su esposa está contenta porque se conserva la cocina, usted también está contento por una razón: no tuvo que desembolsar dinero para arreglar el asunto.

Luego las situaciones correctivas cuestan más que las preventivas; hay que aprender a prevenir. Entonces, trate siempre de atajar los problemas, prevenirlos antes de que aparezcan, o atenderlos en el momento que empiezan. Mientras más temprano, mejor manera de salir librado.

Pasos a seguir para la resolución de conflictos
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