Los daños de la violencia intrafamiliar
 

Una oportunidad única
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Sobre todas las cosas, yo quiero dirigir tu mirada a Dios a Cristo Jesús, Dios verdadero hijo de Dios, que él tiene compasión por todos aquellos que sufren la violencia intrafamiliar, es el padre que está dispuesto a darte una oportunidad de pertenecer a una familia, que es Su familia, sus hijos, sus hijas que tienen la oportunidad de formar parte de la familia de Dios por medio de Cristo Jesús su hijo amado.

Cuando tú te cercas a Dios, cuando tú hablas con Dios, cuando tú lloras con Dios, cuando tú vas al lugar donde acostumbras ir a llorar a tener privacidad, ya sea un templo, sea un lugar donde te predican las escrituras correctamente, tal como son, que te ayudan no por tu dinero, no porque quieren nada mas sacar provecho de ti, o llenar una banca, estamos hablando de lugares que hacen su labor de corazón.

Mira yo quiero decirte que hay mucha gente que tiene un tesoro en su corazón para repartir contigo de cosas buenas, de consejos útiles.

Si yo te dijera quién fue la persona que me compartió acerca del Señor, pues era un hombre pobre, humilde, lo digo con respeto, un hombre que se dedicaba a la albañilería y a reparar pues los baños, las tuberías etcétera, tenía una bicicleta, una cajita de herramienta.

Cuando llegó a mi casa, mi casa era un desastre y él se dio cuenta yo era un joven de veinticuatro años y lo escuchaba pero pues yo decía no, quizás él tenga una forma muy particular de pensar diferente a la mía, pero él hizo algo por mí, me dio un ejemplo. Su familia estaba en orden, era feliz, comían frijolitos, comían tortillas de masa o pan, lo que fuera, pero eran felices y yo anhelaba esa felicidad, esa paz, yo quería vivir así aunque no tuviera yo nada y un día él me dijo: “Sabes la respuesta está en que tú dejes de vivir así como vives, una vida desordenada y te vuelvas a Dios por medio de Cristo”.

Lo hice y encontré la persona que entendió mi trasfondo familiar, mi necesidad, encontré la persona que sanó mi corazón, lo hiso nuevo, me enseñó amar a mi esposa y a mis hijos hasta el día de hoy y ayudarte, Cristo Jesús. Que Dios los bendiga, muchas gracias por su atención.

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