Indudablemente nos hallamos en el hundimiento moral más terrible de la humanidad. No es raro ya escuchar de pornografía, pederastía, adicciones, abusos y violencia. La familia, no está exenta.

La Violencia Familiar es destructiva

La violencia familiar está constituida por actos voluntarios de intimidación, asalto, lesiones, abuso sexual u otros comportamientos abusivos cometidos por un miembro de la familia en contra de otro miembro de la familia, o en contra de su pareja.

La relación familiar violenta se basa en ejercer poder y control sobre la víctima. El abusador quiere dominar a toda costa a su víctima, desea tener todo el poder sobre esa relación, y es por ello que continuamente utiliza la violencia: para establecer y mantener su posición dominante.

Principalmente el agresor realiza 3 actividades para mantener cautiva a su víctima, es decir, bajo su control y maltrato:

Manipulación Conocen las técnicas y comportamientos que le permiten dominar a la víctima y obligarlos a responder de la manera que ellos lo desean.

Aislamiento El abusador a menudo prohíbe a su víctima vincularse con otras personas, desarrollarse, manejar dinero, etc., lo cual genera una dependencia con el agresor.

Humillación Constantemente le hace sentir que no vale, que no es útil, y la critica por todo. Esto disminuye la autoestima de la víctima y la hace creer que realmente merece el abuso y que no es digna de un mejor trato.  

¿Qué factores aumentan las probabilidades de que las personas sean víctimas y/o agresores de la violencia en sus hogares?

  • El haber presenciado violencia en el matrimonio durante la niñez.
  • El haber sido maltratado durante la niñez.
  • El haber sufrido la ausencia de un padre.
  • El recibir muestras de rechazo.
  • Conflictos conyugales o verbales.
  • Desempleo.
  • Bajo nivel de instrucción.

La Mujer, principal víctima de violencia en el hogar

En América Latina, la violencia contra la mujer representa más muerte y discapacidad (entre mujeres de 15 a 44 años de edad) que el cáncer, la malaria, los accidentes de tránsito e inclusive el conflicto armado.

En promedio, en Latinoamérica, entre un 30 y un 45 por ciento de las mujeres han sido objeto de la violencia, ya sea física, sexual o psicológica.

Este índice se sitúa en el 41 por ciento en Colombia, el 28 por ciento en Nicaragua, el 41 por ciento en Perú, el 27 por ciento en Haití, el 22 por ciento en la República Dominicana y el 40 por ciento en Chile.

En el caso de México, se eleva al 44 por ciento, y pese a que el caso de Ciudad Juárez es el más notorio, el estado de Chihuahua, al que pertenece esa localidad, no es el que tiene los índices más altos de asesinatos de mujeres de todo el país.

Hasta la fecha los estudios no han demostrado el perfil psicosocial de las mujeres maltratadas; sin embargo, las embarazadas son el grupo que se encuentra en situación de mayor riesgo.

En países donde se ha estudiado más a fondo sobre la relación entre violencia doméstica y embarazo, se ha descubierto que las mujeres embarazadas que son violentadas están en mayor riesgo de abortos espontáneos; son cuatro veces más propensas a tener productos de bajo peso, y sus hijos tienen 40 veces más riesgo de morir en el primer año de vida.

Es necesario considerar que los efectos del maltrato durante el embarazo son tanto físicos como emocionales. La mujer maltratada desarrolla un cuadro de estrés permanente que se asocia con depresión, angustia, baja autoestima, aislamiento, suicidio y homicidio.

¿Y los niños de México?

La violencia en contra de los niños, niñas y adolescentes es un problema severo en México, ya que todavía es aceptada como método de educación y corrección. Los tipos de maltrato más recurrentes son el físico, el emocional y la omisión de cuidados. Entre 2002 y 2004, las denuncias confirmadas de maltrato infantil se incrementaron 65% en el país, e incluso aumentaron en 967% en algunos estados.

El 28 % de los niños entre 6 y 9 años reportan haber sido víctimas de violencia en el hogar, y el 32% en la escuela. UNICEF, Reporte de México – abril, 2008.

Cómo una vida puede ser destruida por la violencia familiar.

La víctima que está expuesta constantemente a este tipo de violencia tiene un impacto profundo en sus relaciones interpersonales y en el sentido de sí mismo. Algunas víctimas, debido a la naturaleza crónica de la violencia pueden desarrollar el Trastorno de Estrés Post Traumático, un trastorno de salud mental caracterizado por flashbacks (recuerdos de imágenes violentas), ansiedad, depresión, y fatiga.

No se haga cómplice, ¡denuncie!

Las víctimas de violencia familiar pueden minimizar la gravedad de los abusos. Puede ser que no busquen atención médica ni ayuda, debido a que temen el agresor, o porque les avergüenza su situación; pueden ser reacios a revelar el abuso que ocurre en su propia familia, y prefieren continuar en el aislamiento, presas del silencio.

Sus hijos merecen una vida libre de terror. Usted mismo, si es víctima de actos violentos, es digno de una vida plena, libre, capaz de salir adelante exitosamente.

No consienta más esos abusos, ¡denúncielos de inmediato, usted puede ser libre!

Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©