Y ese sentimiento, esa sensación va creciendo y se hace más fuerte, cada vez es más frecuente que nos sentimos mal, esa opresión en el pecho, es como una prensa que no nos deja respirar, nos duele y sólo queremos estar solos y a oscuras, que nadie se acerque, que nadie nos vea.
Se van las ganas de arreglarnos, total ¿para qué? ¿Por qué? También se van las ganas de comer, o por el contrario nos comemos todo, es una necesidad de saciar nuestro apetito, pero, ¿apetito de qué? ¿No será de amor, de caricias, de palabras, de que nos presten atención?
Bueno, de todos modos comemos, pero después sentimos náuseas, mareos, dolor de cabeza, ese dolor profundo en el alma, que no nos deja descansar y las noches se hacen eternas; no podemos dormir, y solamente tenemos malos pensamientos, terribles, de menosprecio, de crueldad.
En nuestra mente pensamos en las cosas despreciables que nos dijeron, o que creímos escuchar, recordamos el mal momento vivido con la vecina por sólo salir a barrer la calle, exageramos todo, y todo es poco, todo está mal, nosotros mismos estamos mal. Y cada vez es peor.
De pronto también nos damos cuenta que hace ya un tiempo, y no sabemos a ciencia cierta cuándo, nos fuimos alejando de los amigos, de la familia, de los seres queridos, hay días en que se siente que no se tienen ganas de ver a nadie, de escuchar a nadie, nos sentimos mejor estando solos, y nos va ganado el sentimiento de soledad, pero no sabemos por qué.
Con respecto a los sentimientos, sentimos que nadie nos quiere, que nadie nos entiende, que nadie se acerca, ¿acaso nosotros nos acercamos a alguien, o sólo lo hacemos para quejarnos de lo mal que estamos?
De lo solos que nos sentimos, queremos que nos escuchen y gritamos con lágrimas, con acciones, actitudes y grita nuestro cuerpo un grito desgarrador: ¡nos duele el alma, ya no tenemos ganas de vivir, ganas de nada! No hay motivaciones.
Toda esta descripción, son los síntomas de una de las enfermedades mentales más dolorosas: La Depresión.
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