Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub
El mundo está bajo tensión. El estrés es la tónica del día; hay temor a la guerra, temor a lo que sucede en el mundo, temor al futuro, angustia… sin embargo, hay una institución que sobre todas las cosas es la que está siendo más afectada: la familia.
Actualmente tanto padre como madre se ven en la necesidad de trabajar, dada la escasez económica.
Nuestra cultura occidental, debido a distintas corrientes humanistas que están centradas más bien en el hombre que en Dios, ha tratado de cambiar en los últimos años el papel de cada uno de los miembros de la familia.
La mujer se siente más libre de trabajar fuera de casa, sin embargo podemos ver las consecuencias del descuido de los hijos en los últimos 30 años: simplemente en México durante el año 2002, 600,000 adolescentes entre los 13 y 15 años de edad resultaron embarazadas.
Cuando los dos padres trabajan, los niños por lo general se sienten rechazados, sienten que han perdido algo muy importante en sus vidas: sus padres .
Podrán tener más dinero ambos cónyuges, sin embargo no sustituyen el tiempo del padre. El mayor ingreso de dinero al hogar no sustituirá en el hijo la necesidad que tiene de papá y mamá.
Anima a tus hijos a que ellos te comenten cuánto les afecta el que tú como mamá también estés trabajando. Es importante que mantengas en tu mente que Dios te llamó como mujer a estar en tu casa, a criar hijos, a dirigir un hogar juntamente con tu esposo. No hay trabajo más hermoso ni más remunerativo que ser madre.
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