Por: Profr. Roberto Durán
Parece tan sencillo hablar de obediencia y perseverancia, pero se lleva toda una vida para formarla en cada ser humano.
Los hijos no son producto de la casualidad o de las circunstancias. Si en verdad usted ama y valora a sus hijos usted estará capacitándolos para ser personas de carácter el día de mañana, gente con valor, con coraje, que sepan enfrentar las circunstancias adversas en las cuales otros sucumben y fracasan. Que su hijo permanezca valiente y esforzándose por salir adelante.
Quiero que lea este proverbio chino:
“Las riquezas adornan la casa, la virtud adorna a la persona”.
Lo que permanece de los seres humanos es su carácter. Formado o deformado, el carácter le va a seguir hasta el último día en esta tierra.
John Greems dice:
“El desperdicio más grande en todo el mundo es la diferencia entre lo que somos y lo que podríamos ser”.
Pero lamentablemente, lo que podríamos ser no existe. Si usted está criando hijos, está formando una nueva generación y tiene en sus manos una promesa; cada uno de ellos promete algo, y cada uno de ellos tiene un incalculable valor, triunfe o fracase, pero el padre que entiende el valor del carácter y la formación, buscará, por todos los medios, formar el buen carácter en sus hijos.
En nuestras próximas ediciones estaremos transmitiendo otros aspectos del carácter. Esperamos que usted ponga esto en práctica. |