Por: Ing. Gilberto Sánchez
Usando cifras obtenidas en las clínicas de aborto, cerca de la mitad de los abortos ocurren a las 8 semanas, cuando ya hay un corazón latiendo y ondas cerebrales siendo trasmitidas.
El 90% de los abortos se practica dentro de las 12 semanas, y el 9% entre las 13 y 20 semanas. El otro 1%, es reportado más allá de las 21 semanas.
Los abortos están siendo llevados a cabo cuando ese embrión está en un estado tan avanzado de desarrollo que ya muchos de sus órganos están formados. Estamos ante la muerte de un nuevo ser, casi completo.
Hay estadísticas que dicen que los médicos abortistas prefieren que esté bien desarrollado el niño por una razón, para que cuando hagan la limpieza no se les quede una manita, no se les quede un pie, porque cualquier cosa que se quede dentro del vientre de la madre puede causarle una infección y costarle la vida.
Dos años antes de que el aborto fuera legalizado en los Estados Unidos de Norteamérica, un defensor del aborto instruyó a las enfermeras por medio de un diario, a través del uso del lenguaje, conceptos y leyes, a fin de que la idea del aborto pudiera ser separada del concepto de asesinato.
El mismo año, un simposium en Los Ángeles ofreció este entrenamiento:
“Si usted dice, “saque al bebé”, fácilmente puede generar o aumentar un trauma, diga más bien “vacíe el útero”, pero nunca “vamos a remover al bebé”.
Esto nos recuerda la interesante orden de Hitler de llevar a la muerte en los campos de concentración a los judíos: fue disimulada con la frase “vacíen los guetos”. El que usted diga “vacíen el útero” no deja de explicar lo que es la realidad.
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