Por: Ing. Gilberto Sánchez
Quiero comentarles acerca de un hombre que yo conocí. Él vivió una niñez y una juventud en la abundancia y hasta la fecha no le hace falta nada. Su niñez fue muy afortunada; su padre realmente se preocupó por él y por sus hermanos, les dio educación, casa, vestido, etc.
Su infancia fue una infancia feliz y pudo estudiar en escuelas buenas. Cuando llegaban las vacaciones, daban grandes viajes; la realidad era que su familia no tenía problemas, pues tenían todas sus necesidades cubiertas.
Sin embargo, cuando este hombre recuerda su niñez, recuerda que era una vida con muchos temores e inseguridades a pesar de no hacerles falta nada. Se volvió un niño retraído, poco sociable, muy temeroso para enfrentar sus responsabilidades.
Afortunadamente, este niño jamás cayó en las drogas ni en el alcoholismo, siempre llevaba cierto orden en su vida. Pero había un vacío en su ser. Él recuerda que no estaba satisfecho, a pesar de tener todo.
Cuando creció llegó el momento de salir del hogar; decidió salir de su casa para aprender a hacer las cosas por sí mismo y para vivir su propia vida, así que decidió cambiarse de ciudad.
Encontró un buen trabajo y pudo seguir sosteniendo su vida en el nivel al que estaba acostumbrado. Para él era una gran soledad estar en su trabajo, le gustaba lo que hacía, pero se sentía muy solo.
Después ahorró y se compró una casa, pero la primera noche que pasó en su casa fue la más triste, se sintió el ser más sólo de este mundo. Sabía que no era feliz.No era el dinero la solución a sus problemas.
Con este ejemplo podemos entender cómo hay mucha gente que puede tener todo en esta vida, pero que aún así no es realmente feliz. |