Buscar entender los sentimientos de los adolescentes es un problema algo difícil, porque envuelve el interpretar y entender el significado de la conversación que tenemos con ellos.
Algunas veces, pudiera haber emociones detrás de lo que está diciendo; pero si nos enfocamos sólo en el comportamiento o en las palabras no podremos ver sus verdaderos sentimientos.
Vamos a suponer que un padre le dice a su hija que el sábado la va a llevar a su primera lección de manejo. Naturalmente, ella va a estar tan contenta que no puede esperar hasta el fin de semana; sin embargo, cuando llega el sábado se desata una tormenta.
No importando las condiciones del tiempo, la muchacha le dice a su papá: “vamos a manejar”. Él le explica las razones por las cuales no pueden conducir en la lluvia, pero sus explicaciones no la satisfacen e insiste. Después de numerosas explicaciones y cientos de razones, la muchacha se molesta con la decisión de su papá.
Un muchacho llega muy enojado a su casa, azotando las puertas y diciendo: “Fulano de Tal es un tonto, es la persona más tonta que he conocido”. Después de escucharlo gritar fuertemente, su mamá le pregunta qué le pasa y él le cuenta que esa persona le dijo que le iba a pagar si le lavaba y aspiraba el auto y, luego que terminó el trabajo, no le pagó.
Cuando el muchacho terminó de hablar, la mamá le dijo: “ya no actúes así, controla tu temperamento. No azotes las puertas otra vez, si las rompes las vas a pagar”.
En estos ejemplos anteriores, los padres se están enfocando sólo en el comportamiento del muchacho y en sus palabras, y no en los sentimientos que están detrás de esas acciones y palabras.
En el primer ejemplo, el padre debió haber dicho: “planeábamos ir hoy pero la lluvia no nos dejó; es normal que estés molesta o desilusionada. Yo recuerdo que, siendo joven, ahorré dinero por largo tiempo para comprar mi primer auto; cuando fui a comprarlo no tenían el que yo deseaba y tuve que esperar 6 semanas para que me llegara. Estaba desilusionado y molesto, ¿es así como te sientes?”.
Conforme la muchacha comienza a expresar sus sentimientos, el padre puede enfocarse a ellos en lugar de decirle muchas cosas. Al día siguiente, cuando la muchacha ya tenga otra actitud, puede hablar del por qué no manejar en un día lluvioso.
En el ejemplo del muchacho, la madre debió haberse enfocado en los sentimientos en vez de en el comportamiento y decirle que se sentaran a platicar, para que él pudiera contarle su enojo y molestia. |