¡Cuántos padres de familia experimentamos situaciones en las que vemos que nuestros propios hijos son objeto de fracaso! Sin embargo, podemos inculcarles valor y ánimo para salir adelante, exaltar sus virtudes y no sus fracasos, dirigirlos a abandonar los pensamientos de frustración, seguir muy de cerca su desarrollo escolar para estimularlos, para felicitarlos cuando logran un objetivo, interesándonos en lo que están estudiando, sentándonos a platicar con ellos, visitando a sus maestros, supervisando sus tareas, viendo qué sucede en la escuela, qué ambiente domina, qué lo frustra, qué lo desanima, por qué es perezoso o por qué no tiene motivación.
Cuando nuestros hijos tienen esa motivación y aparte tienen un entrenador emocional lleno de afecto, cariño y comprensión, van a ir desarrollándose y aprendiendo buenos hábitos, como son la hora de levantarse y acostarse o tener su área de estudio iluminada. Ese entrenador emocional es papá y es mamá, la escuela es simplemente la prolongación de la familia. Acuérdate que tus hijos van a pasar muchas horas fuera de la familia durante el tiempo escolar y pocas en el hogar.
Los padres debemos envolvernos activamente en la educación de nuestros hijos, ya que la mayoría pierden el interés en aprender si no sienten apoyo en casa. Hay qué crear un ambiente familiar que les ayude a entender la educación como algo natural y positivo y que comprendan que les va a servir para mejorar su calidad de vida.
Podemos ayudar a los hijos a superarse, manteniendo en ellos alta la motivación y haciéndoles sentir que no están solos, sino que se les va a prestar toda la atención que necesiten. Los problemas como el exceso de trabajo, la falta de tiempo, los problemas familiares y la falta de comunicación son algunos de los factores que impiden una mayor participación de los padres en la educación de sus hijos.
Lograr que los padres participen de forma más comprometida en la educación de sus hijos, no es asistir a las juntas o a las fiestas de fin de año, es todo un desafío para la educación. Nunca debes conformarte con ser un simple espectador en los asuntos en los que tus hijos están de por medio, tu papel es importantísimo y activo en la formación social, familiar, espiritual y ética de tus hijos.
Hay un trabajo educativo que los profesores van a efectuar más tarde en la escuela, pero es nuestra responsabilidad en casa fomentar estas cosas. Cuántas veces hemos escuchado la frase: “la educación es la mejor herencia que los padres pueden dejar a sus hijos”. Sin embargo, una buena educación no sólo es responsabilidad de la escuela, es principalmente de los padres de familia y en esta misión, los padres de familia son irreemplazables.
Todo el tiempo que dediques a estar involucrado en las actividades que se tienen en la escuela será beneficioso para tu hijo. Esto es muy valioso porque puede ayudar a aumentar los logros de tu hijo como alumno.
De acuerdo con un estudio realizado recientemente sobre 85 casos de padres que participan en la educación de sus hijos, esos niños obtuvieron mejores notas y puntajes en los exámenes, deberes escolares completados en forma más responsable, mejores registros de asistencia a clases, mejores calificaciones al graduarse y mejor oportunidad de inscribirse en la educación media superior. |