Por: Ing. Gilberto Sánchez
Para empezar, veremos algunas estadísticas alarmantes pero reales, obtenidas de censos e investigaciones serias realizadas en los Estados Unidos, las cuales nos muestran la situación actual de los jóvenes. En las siguientes 24 horas:
- 1439 adolescentes intentarán suicidarse,
- 2795 jovencitas quedarán embarazadas,
- 15 mil adolescentes intentarán utilizar drogas por primera vez, y
- cada 15 minutos un joven será arrestado por crímenes relacionados con el alcohol.
Además, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los 15 y 24 años de edad y la sexta entre los 5 y 14 años.
Cientos de miles de niños sufren a manos de sus propios padres o familiares, reciben golpes, violencia, maltrato y abuso; miles de ellos mueren en manos de ellos. Aquellos que sobreviven a estas situaciones quedan marcados emocional y psicológicamente por el resto de sus vidas, destinados a recibir tratamiento médico y psiquiátrico. A pesar del tratamiento muchos quedan afectados emocionalmente, con traumas cuyos síntomas se pueden manifestar desde edades tempranas hasta la adolescencia, e incluso en la edad adulta.
Cuando estos niños llegan a la etapa adulta se encuentran con problemas de tipo social, no tienen confianza para relacionarse con otros y al casarse se convierten en padres violentos y abusadores, que repiten el mismo patrón en sus hijos, muchas veces con mayor agresividad.
Es decir, el cuadro se repite una y otra vez, de generación en generación, afectando familia tras familia. Esto es una realidad que se está viviendo actualmente. Nuestros jóvenes y adolescentes están sufriendo, andan vagando por las calles buscando una identidad, tratando de pertenecer a un grupo o buscando amistades porque en casa no encuentran el afecto, el amor, la comprensión, la dirección y el cariño que tanto necesitan.
Las jovencitas abandonan el hogar porque no encuentran afecto y cariño en sus padres; los jóvenes salen huyendo de casa porque en ella se vive una atmósfera de violencia y gritos, no existe la paz, de manera que ese ambiente se vuelve tan hostil que los jóvenes prefieren huir. |