Comuniquemos Valores
 

¿Acostumbrarse a la maldad?
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

En nuestros temas anteriores hemos hablado acerca de la importancia de la familia, la unidad y la comunicación. Ahora, queremos enfatizar la necesidad de transmitir valores a los miembros de la familia, pues qué importante es que hoy en día, en un tiempo donde los antivalores se están fomentando por cine, por radio, por televisión, por teatro, debido a la influencia de una sociedad que cada vez se aleja más de los valores, estemos instruyendo correctamente a nuestros hijos, alertándolos contra todos esos mensajes e imágenes nocivas para su salud y desarrollo.

Qué importante es que nosotros como padres, comuniquemos aquellos principios que sabemos pueden ayudar a nuestros hijos. Es una necesidad del ser humano comunicarse, y es una obligación de los adultos el legar valores a la generación venidera. Es muy necesario que como padres seamos verdaderos amigos de nuestros hijos y maestros del bien.

Cuando leemos lo que está pasando a nivel general en la sociedad y leemos noticias que en verdad nos duelen, al ver lo que está pasando con nuestros jóvenes, nos damos cuenta de una realidad que se está presentando con mayor frecuencia entre nosotros y que se está volviendo ya una situación cotidiana: la maldad extrema está provocando que las personas vean esos sucesos como “algo normal”. 

Iniciaré narrándole sobre un experimento que se hizo hace mucho tiempo, con el fin de mostrar lo que ocurre al acostumbrarse a un ambiente dañino: el experimento de la rana. Si usted hierve agua y avienta una rana al agua hirviendo, la rana naturalmente, por instinto brinca, tratando de escapar, porque encuentra condiciones nocivas que le harán perder la vida. Sin embargo, si usted pone la rana dentro de agua fresca y la empieza a hervir lentamente, la rana no percibe el peligro, de tal modo que llega un momento en que la rana va a acostumbrarse a la circunstancia de alrededor, y termina muriendo. Es una situación muy cruda, pero es una realidad.

Eso nos ilustra lo que puede estar pasando en nuestra sociedad: que de pronto vemos un suceso terrible, una tragedia, de modo que se dice “¿Qué está pasando en nuestro país? Eso no existía antes…” “¿Quién iba a oír hablar de este tipo de situaciones tan terribles, y que ahora están sucediendo de una manera ya tan vertiginosa?” Y ocurre que la gente se está acostumbrando a ver maldad; se está volviendo insensible ante situaciones inhumanas, y lo más terrible: da la impresión de que la sociedad empieza a ver la maldad como una forma normal de vida.

La gente empieza a generalizar esa forma de pensamiento -y yo no estoy diciendo que todos vayan a hacer eso- lo que estoy diciendo es que de pronto el robo, la mentira, el fraude, esa forma de vida fácil para obtener dinero a través de medios ilícitos, se empieza a volver como una opción de vida, se empieza a volver como algo atractivo en donde las personas dicen "bueno, pues vale la pena, mira cómo estamos viviendo, en situaciones donde no hay esperanza…" y empiezan a caerse los valores, y hacerse a un lado los principios morales.

Claro, hay mucha gente que me dice: "yo nunca cometería esos actos reprobables, eso es impensable, nosotros sí tenemos principios". Sí, no lo dudo; pero también es cierto que quienes ya están viviendo en ese estilo de vida acostumbrado a la maldad, también tuvieron antes sus principios, pero ya los perdieron, ya violaron de una u otra manera sus códigos de ética, ya violaron su conciencia, y eso, el peligro es que ante una situación de maldad que se está generalizando, una sociedad puede perder sus valores, y está atentando contra sí misma de modo que termina destruyéndose.

Y finalmente todos vamos a sufrir las consecuencias si destruimos esos valores que de alguna u otra manera sostienen la armonía social, que sostienen el respeto a los demás, esos principios que durante siglos han demostrado que pueden sostener naciones, pueblos y familias. Entonces qué importante es que como padres de familia inculquemos valores a los hijos, no antivalores.

Influenciados por antivalores
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