Introducción

¡Qué tal estimados amigos, qué gusto saludarlos nuevamente a través de Esperanza para la Familia!

Es un gusto como ya lo hemos dicho anteriormente, poder llegar al hogar de ustedes que nos escuchan a través de la radio, y poder compartir unos minutos, treinta minutos, una hora, cosas importantes e interesantes en relación con nuestra vida familiar y nuestra vida en lo individual.

Después de todo, todos los temas y las pláticas a través de este programa tienen una sola intención: es ayudarte a ser una mejor persona, un mejor ser humano, que podamos tener un mayor conocimiento sobre la vida familiar, sobre la vida individual, sobre nuestra propia vida.

Todo esto es con la intención únicamente de ayudar a las familias y a las personas, y por eso nos preocupamos por transmitir programas de interés general, de interés para ciertos sectores de personas y para otros sectores en otros momentos; pero en términos generales, deseamos ayudar a cada persona que nos escucha a través de los diferentes temas, pláticas que abordamos en este programa.

La plática de hoy, es una platica de interés general para niños y adultos, aun para personas ya mayores de edad, para jóvenes, profesionistas, para obreros, para hombres, para mujeres, para todos.

Es una plática que tiene que ver con el ejercicio físico, con la actividad física, con el hecho de hacer un deporte, de hacer alguna actividad física. Esto de la actividad física es muy importante para nosotros como seres humanos.

Dios que nos creó, nos creó con diferentes capacidades: una de ellas es, por ejemplo, pensar. Meditar, reflexionar. También nos creó con capacidad moral, a diferencia de los animales que no tienen esas cualidades morales que el ser humano tiene.

Pero al ser humano también le dio capacidades físicas, le dio un cuerpo físico de carne, hueso, sangre y ese cuerpo está calculado y está diseñado para utilizarse, para emplearse, para estar activo .

Esto es una realidad bien importante que no debemos de ignorar si queremos tener una buena salud, si queremos ser personas saludables físicamente hablando.

Si bien mentalmente, espiritualmente necesitamos otro tipo de actividades, otro tipo de responsabilidades que atender, pues también tenemos una responsabilidad física para con nuestro cuerpo y no debemos de ignorarla.

Los que creemos en Dios, los que creemos que Dios está en los cielos y que Él nos creó, creemos que delante de Él tenemos responsabilidades morales y tenemos responsabilidades espirituales.

Pero ese mismo Dios también nos dio un cuerpo, un cuerpo como lo decía, de carne, de huesos, con sangre y que necesita ciertas actividades, ciertos desempeños físicos, para que ese cuerpo esté en óptimas condiciones, en adecuada situación de salud y por lo mismo es importante que reflexionemos en cómo estamos tratando esta máquina que Dios nos ha dado, que es el cuerpo humano.