Esto es algo natural y no debe de ser calificado como una actitud rebelde siempre, pues lo que un niño obedece tal vez sin entender por qué, ahora el adolescente que tiene una capacidad intelectual desea entenderlo, comprender por qué hay normas, limitaciones, prohibiciones o por qué hay mandamientos, y es muy importante que los padres estén preparados para dialogar con ellos y que puedan satisfacer todas sus inquietudes.

Es cierto, esta capacidad de juicio crítico pudiera llevarlos a querer cuestionar todo para no obedecer y ahí sí podría ser calificado como una rebeldía, pero es necesario que los padres entiendan que en la adolescencia hay un desarrollo del juicio crítico que llevará naturalmente a los jóvenes, a los adolescentes a querer cuestionar y preguntar por qué se hacen las cosas de esa manera. Esta área del juicio crítico llevará también a los adolescentes a cuestionar las consecuencias, es decir, de respeto. Entrará en conflicto al ver que hay mandamientos que tienen en casa, pero que no se respetan por quienes los establecen.

Comenzará a cuestionar: ¿por qué me pides que haga algo que tú no haces? ¿Por qué me mides que yo no grite, si tú gritas en casa? ¿Por qué me prohibes que fume y tú fumas? ¿Porqué dices que no debo mentir y yo te veo que lo haces? Y pueden comenzar a cuestionar moralmente a los padres, por ello es muy importante que los padres sean cuidadosos en establecer reglas que ellos mismos estén guardando, que ellos mismos estén obedeciendo, porque si no, esto generará un conflicto en la mente del adolescente y también un conflicto entre el padre y el adolescente.

Como padres, debemos exigir cierto comportamiento, pero ser consecuentes con lo que exigimos, enseñar con palabras, pero sobre todo con los hechos.

El adolescente comenzará buscar excusas para todo, se acabó el que papá y mamá diga que es así y así es, es decir, intentará buscar respuesta a todos los acontecimientos, y uno como padre de familia deberá estar preparado para poder dar respuestas para poder orientar, para poder instruir, porque si uno como padre de familia no tiene la capacidad para responder a las dudas o inquietudes que tienen los adolescentes, ellos no se van a quedar con la duda, buscarán a otra persona que esté capacitada para hacerlo y lamentablemente en ocasiones la gente que encuentran que tienen respuesta son personas que están mal instruidas o que tienen malas intenciones o que pudieran estar aportando información dañina o nociva para nuestros hijos.