Es decir, la moral no es algo dogmático, sino que es algo que tiene que ver con la inteligencia, que tiene que ver con la razón que la persona decide llevar a cabo varias acciones porque entiende que son productivos para los demás e igualmente decide abstenerse de ciertas actividades porque sabe que pueden generar consecuencias, daños, no solamente para sí mismos, sino para la gente que le rodea, pero si no hay un padre que esté dispuesto a razonar con el hijo, que está con el tiempo para poder hacerle entender estas cosas, para dar argumentos, razones lógicas, pues el hijo tendrá una moralidad inestable y más bien se dejará llevar por la moralidad que será inoculada por los compañeros de escuela y por los amigos del barrio, etc.

Algunos estudiosos identifican los riesgos de las tres “I” en los adolescentes, dicen que se sienten:

INMORTALES: Sienten que la muerte no es para ellos, no la tienen considerada, y por ello son atrevidos, arriesgados, por ello son agresivos, impetuosos, porque piensan que por su juventud, que por su vigor están exentos de morir.

Por ello en la Tanatología observamos que la enfermedad terminal en un adolescente es un momento de mucha crisis, es una de las experiencias dolorosas que pueda haber, precisamente porque para el adolescente no había la consideración de la muerte en su propia vida, se sienten inmortales.

También se sienten INMUNES , es decir, piensan que no se van a enfermar de nada, piensan que tienen una fuerza para poder resistir cualquier tipo de virus o de epidemia y por ello mismo, una enfermedad grave o crónica y terminal, los lleva a una profunda frustración.