La Biblia y el suicidio

Vayamos a la Escritura y veamos lo que ella nos habla acerca de esto. De hecho si hacemos referencia a uno de los pilares de la ley moral de Dios que es el decálogo, los diez mandamientos, podemos llegar al mandamiento número seis que dice sencillamente: “no matarás” . La persona que está atentando en contra de su vida, está quebrantando uno de los pilares de la ley moral de Dios, y cuando la Escritura dice: “no matarás” se refiere tanto al prójimo como se puede aplicar a uno mismo. Una persona que atente en contra de su vida, lo que está haciendo es que está quebrantando uno de los mandamientos pilares de la ley de Dios, que está considerado dentro de lo que conocemos como el decálogo o los diez mandamientos.

Está comprobado que la gente que se quita la vida, realmente no lo hace porque aborrezca la vida, sino porque quiere escapar de una situación que no puede superar, no porque quisiera morir, sino porque quiere encontrar la tranquilidad, el descanso y la paz, huir de problemas pensando que la muerte va a acabar con todo, pensando que ya no tendrá dificultades, pensando que se acabarán las angustias y la aflicción con el deseo de descansar.

Pero citando una vez más a la Escritura, ella nos deja ver que si una persona recurre a este medio no va a encontrar la paz que anhela, no va a encontrar el descanso, ni va a encontrar la solución a sus problemas. La Escritura nos invita a buscar las soluciones ahora.

¿Cómo podemos encontrar la solución?

Si el problema que se sufre es con un semejante, o sea, con otra persona, debemos aprender a hablar las cosas con las personas, a resolver los problemas personalmente, a resolver las inquietudes, a enfrentar las responsabilidades con valor, a enfrentar las consencuencias de malas acciones para buscar solucionarlas, a restituir errores pasados que tal vez estaban causando conflictos de conciencia, pero que lo más correcto es ir, platicarlos y buscar soluciones, no evadirlas ni huir de ellas.

Pero sobre todas las cosas lo más adecuado es poder conocer a Dios, poder rendir nuestra vida a Él.

Hay un pasaje en la Escritura que dice: “Encomienda a Dios tu camino, confía en él y él hará”. Es decir, cuando alguien encomienda a Dios su camino, le pone a él sus preocupaciones, sus aflicciones, sus angustias, sus ansiedades, y juntamente con eso pone su confianza en él, dice la Escritura: “él hará”.

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