¿Por qué se deprimen los niños?

La depresión infantil es una realidad médica y social de la cual se han hecho escritos y estudios científicos; está sucediendo en nuestro tiempo, en medio de nuestras familias. Hace algunos años no se admitía la existencia de la depresión infantil, sin embargo se ha comprobado lo contrario: la depresión infantil existe y tiene síntomas comunes a la depresión de los adultos, aunque posee otras peculiaridades, que la hacen diferente en su manifestación.

¿Cuál es la razón por la que un niño se deprime? Se han realizado bastantes estudios, y se han observado diversas situaciones, por ejemplo una de las más comunes es la separación de la mamá con el hijo. Cuando la madre, por alguna actividad que realiza ya no le puede dedicar tanto tiempo a su hijo, y esto en el niño puede provocar la llamada “angustia de separación”.

Esta es la angustia que se da cuando el niño se separa de la madre, pero por sí misma, la angustia de separación no justifica la aparición de las depresiones en los niños, es decir, hay una etapa de la vida en donde la mamá es muy cercana al niño y se dedica de tiempo completo a estar con él, a atenderlo, pero de repente cambian las circunstancias: la mamá necesita separarse al menos durante algunas horas del niño por el resto de su etapa de infante, y eso produce en el niño la angustia que se conoce como de separación.

En la separación materno-infantil (cuando la madre se separa del niño), hay algunos procesos que se desarrollan en el niño; son tres fases particularmente:

Fase Asténica y Reactiva.- Esta primera fase se caracteriza por ansiedad, gritos, dificultades para dormir, terrores nocturnos, el niño tiene pesadillas, hay reacciones de oposición, hay regresiones en el comportamiento alimentario, es decir, el niño quiere empezar a comer lo que comía cuando era bebé; son circunstancias que se dan en esta fase.

Fase Depresiva.- La segunda fase se caracteriza por la disminución de la movilidad y la plasticidad, indiferencia ante los estímulos que se le presentan, o aun la pérdida de iniciativa, es un niño apático y aun en su motricidad se refleja la fase depresiva. Quizás antes el niño era un niño muy activo, con mucha movilidad y ahora pierde la iniciativa, la movilidad y aun la plasticidad del propio niño.

Fase Autodestructiva.- Se caracteriza porque su vida de relación se reduce a sólo sus necesidades primarias. El niño empieza a aislarse totalmente, empieza a tener una vida ajena al medio que le rodea y sólo se relaciona en base a sus necesidades básicas. Es un niño apático, indiferente y tiene numerosas manifestaciones depresivas.

En esta fase, la restitución de la madre no logra hacer reversible el estado en el que el niño se encuentra después del primer año de vida. Es una fase que lamentablemente llega a presentarse en algunos niños y que hay que tener mucho cuidado porque cuando esto se llega a presentar, se necesita de un tratamiento especializado para ayudar a los niños a salir de esto.

Pero es necesario tener en cuenta que esa angustia que se presenta en la separación materno-infantil y que es tan común en muchos niños, no justifica por sí misma la aparición de la depresión en infantes.

Cuando encontramos a un niño en la fase autodestructiva, en esa fase de completa separación, hay que analizar otros posibles factores desencadenantes que estén llevando al niño a ese estado de depresión.
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