Amar para ser felices

Yo he oído decir: “es que tu no eres feliz porque no te amas a ti mismo”. Cuántas veces he oído decir eso, lo he leído en libros de superación personal, en libros de autoayuda y lo he visto y escuchado en muchísimas ocasiones, pero el verdadero problema de la humanidad es que se ama demasiado a uno mismo, el hombre se ha vuelto sumamente egoísta y no quiere servir, quiere ser amado, pero no quiere amar, quiere ser consolado, pero no quiere consolar, quiere recibir, pero no quiere dar.

El problema es que el hombre se ama demasiado, ha hecho de su propio ser, de su propia felicidad lo más importante del universo, lo más importante de la sociedad es que él sea servido, que él sea amado, consolado y atendido, pero él no hace ninguna de estas cosas. Y no se trata de que la gente no se ame a sí misma, de hecho, el cristianismo está fundamentado en aquella verdad que Jesucristo dijo: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo ”.

El cristianismo da por hecho que el ser humano se ama a sí mismo, entonces el problema es que todos esos libros de autoayuda, de superación personal, esos comentarios que suenan tan bonitos cuando te dicen “es que tú no te amas”, es que te provoca un amor exagerado hacia tu persona, demasiado centrado en ti mismo.

El Señor Jesucristo en Juan 10:10 dice lo siguiente:

“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Esta frase lo que quiere decir es para que seas feliz, para que puedas encontrar el sentido de la vida, para que estés satisfecho, para que tengas vida y la tengas en abundancia, debes fundamentar esa felicidad en lo que Él marcó : amar a Dios sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo .

En otras palabras, la felicidad que Cristo propone tiene como fundamento el dejar de vivir para ti mismo como si fuera lo más importante del universo y buscar la felicidad de Dios y la felicidad de tu prójimo ; entonces empezarás a comprender la verdad que Cristo dice, empezarás a recibir ese beneficio de la vida abundante que Jesucristo ofreció en el evangelio.

El tipo de vida que Jesucristo propuso, no es aquél tipo de vida caprichoso en donde la persona deba de tener todo lo que su corazón desee, la felicidad que Jesucristo ofreció está basada en despojarte del egoísmo amando a Dios y amando a tu prójimo.

Jesucristo te propone una forma de vida en donde renuncies a todo aquello que sabes que es malo, en donde renuncies a las mentiras, a los pleitos y al enojo, a la ira, al robo, a la deshonestidad, al fraude, a la hipocresía, a todo aquello que tú sabes que es malo, en donde renuncies al adulterio, al alcoholismo, a la borrachera, a las amarguras, a los resentimientos, al aborrecer a tu prójimo, y en donde aprendas a amar a Dios y a tu prójimo, aunque en ocasiones sea difícil.

Esa es la propuesta que Jesucristo trae y precisamente propone en el evangelio. Jesús te invita a aprender a ser humilde y a tener un corazón e intenciones limpias, servir sin estar esperando que los demás te estén sirviendo a ti.
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