Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El amor es el fundamento que está ausente en muchos hogares. Se ha querido construir el hogar con cimientos falsos como son: el dinero, que trae una esperanza transitoria solamente mas no permanente, las diversiones, los autos o las casas hermosas, sin embargo el cimiento que sostiene todo hogar es el amor.

Según el Instituto Mexicano de Psiquiatría y el Instituto de Salud Mental de los Estados Unidos de Norteamérica, el amor es el vínculo más fuerte que puede unir a la familia.

Si podemos construir hoy una familia feliz, empecemos por echar el fundamento, el amor; y no estamos hablando de cualquier clase de amor, sino del amor sacrificial, un amor real que brota de alguien que no busca sus propios intereses, placeres y vicios, sino por encima de todo busca el bien de los demás.

Vemos entonces que el principio del amor es el fundamento verdadero de la familia y lo que hace fuerte a un matrimonio.

La falta de amor está generando muchísima ansiedad, desaliento, desánimo y depresión en muchos niños.

Asimismo, muchísimas madres de familia hoy han perdido la confianza en sus esposos por cuanto estos no llevan a casa todo el ingreso económico, porque tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, porque consumen alcohol en altas dosis, porque se han vuelto violentos, insensibles, ásperos a las necesidades de las esposas.

Muchísimas esposas hoy viven experimentando una soledad espantosa y además con el peso de la crianza de los hijos la cual es bastante difícil, pues requiere tiempo, dedicación, abnegación. La falta de amor se ha convertido en una epidemia.

Hoy vivimos en una sociedad altamente egoísta, pensamos solamente en nosotros mismos y en nadie más. Hay una paradoja en todo esto: cuanto más nos amamos a nosotros mismos, más infelices seremos.

El tratar de buscar satisfacer nuestros propios deseos, antes que los deseos de nuestra familia, nos convierte en las personas más infelices, por eso tenemos multitud de padres que hoy en día encuentran en el alcohol la puerta falsa para salir de las presiones del trabajo.

Esos padres de familia créeme que no son felices, sino las persona más desdichadas del mundo y como hombres se van encarcelando en sus propias pasiones y son pesos tan espantosos que llevan en sus conciencias porque saben que no están haciendo lo correcto, porque son personas demasiado egoístas que sólo piensan en sí mismos.