Por: Dr. Octavio Maldonado

Se calcula que una cuarta parte de la población mundial ha acudido con un médico por problemas mentales y un gran porcentaje de éstos son a causa de la depresión.

Por ejemplo, uno de los medicamentos más vendidos en Europa son los antidepresivos. Esto se debe a que existe un padecimiento que provoca que la persona tenga un estado de ánimo decaído, un estado de ánimo disminuido y no tenga interés por los hijos.

Esta depresión en los padres afecta definitivamente a los hijos, aún más cuando la depresión no es tratada adecuadamente, no es diagnosticada y no es vista con los médicos; las repercusiones que pueden traerse al niño son graves y desastrosas.

Los niños se enteran que un adulto está triste a través de las actitudes que observa en la casa: el llanto constante, la irritabilidad, la angustia, la ansiedad, que le provocan un estado similar. Cuántas veces hemos escuchado padres o madres con altos grados de imprudencia, que comentan enfrente de los niños: “no pude dormir en toda la noche”, “estuve llorando todo el día”, “no quiero salir de la cama”, etc.

Hoy en día, la Asociación Americana de Psiquiatría y del Adolescente calcula que un 10% de todos los niños sufre algún tipo de depresión antes de los 12 años. Muchos de estos casos no son más que el fruto de lo que están viendo en casa.

¿Cómo se manifiesta la depresión en los niños? Pueden ser niños tristes, niños que tienen dificultad para expresar sus sentimientos o de plano, niños apáticos.

Pero luego llega el padre de familia diciendo: “mi hijo es apático, no es sociable” . Yo pregunto: ¿No estará deprimido? ¿No estará afectado por el comportamiento que ve en la casa? ¿No será parte de la irresponsabilidad o de no haber tomado el papel adecuado de los padres para el desarrollo en la formación de esta personalidad?