El papel de los padres en la formación de la personalidad de los hijos.
 

Escuchemos el alma de los niños.
 

Por: Dr. Octavio Maldonado

La Sagradas Escrituras enseñan:

“Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Hoy escuchemos el alma de los niños, escuchemos su corazón y sus demandas, lo que ellos suplican por tener padres responsables que velen por su estado de ánimo, que velen por sus tendencias, que velen por su personalidad, que velen por su carácter, para que los instruyan y para que los corrijan.

Las Sagradas Escrituras lo muestran: “aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. En otras palabras, tenemos que entender que hay que identificar estas debilidades o tendencias de los niños, corregirlas a su debido tiempo con amor, para que después veamos los frutos de personas estables, personas felices, individuos que en un momento dado pueden controlar sus emociones y sus pasiones y que no están sujetos ni esclavizados a hábitos que pueden trastornar completamente su vida.

“…aun cuando fuere viejo, no se apartará de él” ; porque lo que bien se aprendió y la formación de carácter que se desarrolló en los primeros años de la vida a través de la instrucción, del apoyo, del conocimiento, de las debilidades, de los defectos o bien, de las virtudes y de las fortalezas, todo ello va a provocar un efecto favorable a largo plazo: el niño no se va a apartar del camino, será algo bien aprendido y estará acostumbrado a manejar este tipo de tendencias que todos las llegamos a tener y que algunos logran controlar adecuadamente y otros no.

Insistimos, no es que “así salió el niño”. Ciertamente, puede tener una tendencia pero es ahí donde está el papel de los padres para identificarla a tiempo, y apoyar al niño y enseñarlo a controlar ese tipo de tendencia.
¡Hay esperanza para los niños!
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