Por: Dr. Octavio Maldonado

En esta ocasión tocaremos un tema muy importante como lo es el matrimonio, y específicamente hablaremos de las principales razones del fracaso matrimonial.

Es tan importante comentar acerca del matrimonio y el fracaso matrimonial, porque hoy en día una gran proporción de los matrimonios terminan en divorcio o en separación.

Algunas estadísticas como por ejemplo de los Estados Unidos nos dicen que más del 50% de los matrimonios terminan en un divorcio y en países europeos como Inglaterra la cifra es muy similar: más de la mitad de los matrimonios se divorcian.

Detrás de un matrimonio frustrado o un matrimonio separado encontramos deseos que se pierden; hay anhelos frustrados, hay metas que no se cumplen, hay una gran cantidad de sentimientos que afectan el desarrollo normal de las personas y además, hay una gran cantidad de afecto que se pierde, o de odio que puede existir entre la pareja.

Lejos de que estas situaciones fueran buenas para el matrimonio, se rompen dañando no solamente a la pareja sino también a los terceros. El resultado de todo esto es gente que se encuentra incapacitada para poder amar a otros o para poder servir a su prójimo, todo debido a estos odios, rencores y resentimientos.

¿Cuál es otro de los resultados (quizás el más triste)? Hijos que se van a ver afectados por la disolución del matrimonio, que nunca perdonarán a sus padres el hecho de haberse separado y, muy probablemente cuando ellos crezcan no volverán a creer en el matrimonio pues lo que vivieron en casa fue tan desagradable que ellos no quieren repetir la misma historia con otra familia.

Pero el divorcio no sólo afecta lo que hemos estado hablando, sino que también afecta en la manera de comportarse de muchas personas porque observan dentro del hogar los pleitos, los gritos, las faltas de respeto, y se va haciendo una cultura muy particular del fracaso matrimonial.

También repercute en desilusiones, en traiciones, en engaños, en infidelidades. Cuántas veces hemos visto infidelidades en los matrimonios, en la promiscuidad sexual, y lo más temible: que muchos de los hijos de los matrimonios divorciados terminan en el alcohol, o en las drogas, a causa de una profunda tristeza, soledad y en muchos casos la depresión.