Por: Dr. Octavio Maldonado

El fracaso matrimonial está íntimamente relacionado con la falta de aplicación de los principios. Hay una gran ignorancia de cuáles son los principios fundamentales que el hombre tiene que llevar a cabo.

Entendemos que así como existe el manual para manejar una computadora, también existe un manual práctico para la vida del ser humano, para que pueda encontrar la felicidad, para que pueda también llevar a cabo el máximo principio que es el amor, para que pueda tener verdaderos compromisos, para que no fluctúe.

Es muy sencillo, es llevando a cabo los principios que existen desde hace muchísimo tiempo y que todos aquellos que los han llevado a la práctica ha encontrado la verdadera felicidad.

El hombre necesita entender y reconocer que su papel fundamental está en el tomar los compromisos y las responsabilidades en un ambiente de amor. No estoy hablando de sentimentalismo, sino de un compromiso: de darse y de sacrificarse y de respetar el orden establecido y las responsabilidades en el hogar.

No solamente es llevar dinero sino involucrarse directamente en las labores administrativas y en las labores de educación de los hijos para que pueda ser el verdadero apoyo que necesita la mujer para desenvolverse adecuadamente en el matrimonio.

El rol ideal de la mujer es mantenerse en esa línea de respeto, de amor, de apoyo a los hijos, de consejería, de apoyo al marido, de respeto también a las autoridades y en este caso a la autoridad que representa el varón. Son sencillos estos puntos y aplicados en la vida práctica los matrimonios se pueden ver altamente beneficiados.

Tenemos que ser honestos y reconocer que si alguno de estos principios no se está llevando a cabo, no podemos culpar a los demás por los fracasos matrimoniales, no podemos decir que es el medio ambiente, que quizás es la suegra o el suegro el que está teniendo un factor; no. Es directamente la pareja.

Quiero decirle que en ocasiones, con uno sólo que se dedique y que se decida a tomar su papel, es suficiente para que se corrija el matrimonio; en otras palabras no voltee a ver a su pareja para decirle qué es lo que tiene que hacer, más bien cada uno de nosotros debemos de empezar por nosotros mismos.