Aprendiendo a perdonar. Parte II
 

¿Qué no es perdonar?
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

El perdón no es pasar por alto el maltrato. Tampoco es olvidarte de algo doloroso que sucedió, o sea, no es una amnesia que vamos a tratar de fabricar en nuestra mente para crear un estado de olvido artificial.

Podremos recordar lo que nos sucedió, sí, pero ya no nos afectará. El perdón no es excusar el mal comportamiento de las personas que nos agraden, lastiman, ofenden, roban, hurtan o nos dañan de alguna manera. El perdón no necesariamente tiene que ser una experiencia religiosa o del otro mundo. Tampoco es negar, ni minimizar tu dolor.

El perdón no significa reconciliarte con el ofensor, es decir, muchas veces tú perdonas y eres libre del rencor, pero el ofensor no quiere perdonarte a ti. ¿Quiere decir entonces que no has perdonado? ¡Claro que perdonaste! El hecho de que tu ofensor no te quiera perdonar a ti, no quiere decir que no perdonaste. ¿Ahora entiendes? El perdón es posible.

El perdón no significa que vas a evadir tus sentimientos. Insisto, hay sentimientos que naturalmente afloran en nuestras vidas cuando somos dañados por alguna circunstancia.

¿Cómo podemos definir pues, más concretamente qué es perdonar? Perdonar es cesar de sentir resentimiento, es perdonar la deuda de aquél que te ofendió.

Muchas personas cuando perdonan pueden controlar sus emociones y de esta manera mantienen sana su propia forma de pensar.

El perdón trae libertad

El perdón trae libertad; el no perdonar es un estorbo. La falta de perdón estorba nuestro juicio y nuestra razón porque nuestras emociones gobiernan y no la razón, es decir, nos gobierna un sentimiento de resentimiento, de ira, de coraje, de furia interna, etc., contra la persona o las personas que nos dañaron, y no podemos mantener nuestra mente lúcida para pensar, para realizar nuestro trabajo, para poder enfrentar diferentes circunstancias en nuestra vida.

La palabra perdonar significa: remitir la deuda ; “ya no me debes nada, queda saldada”.

La palabra perdonar implica no guardar más el resentimiento en tu corazón; es dejar libre a la persona que mantienes de alguna forma ligada a tu vida y a quien no quieres soltar, deseando tú que ella te pague lo que te debe; o sea, te mantienes encadenada a esa persona cuando guardas resentimiento y ni tú ni ella son libres. Cuando perdonas, tú eres libre y dejas a tu ofensor en libertad.

El perdón trae libertad
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