Aprendiendo a perdonar. Parte II
 

La amargura.
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

En nuestros países de América Latina, muchas veces cuando el padre es golpeador o borracho, cuando el padre no sabe brindar afecto y llega ese niño a la edad de la adolescencia y a la edad adulta, se convierten en padres que no van a aprender a dar afecto y cariño a los demás, y se produce en ellos una herida que se llama amargura.

La amargura es la herida que destroza el alma y crea un corazón afligido, triste, amargado, que expresa palabras de odio que lastiman a otros, que ofenden a otros, que ponen nerviosa a la gente, que despiertan rencor en otras personas, coraje, tristeza, que causan aflicción.

Una mujer que ha sido abusada en su niñez por su propio padre, ha recibido daños psicológicos tremendos: la mujer se casa y no quiere tener relaciones sexuales con su marido, no se siente libre, no tiene placer en la relación conyugal por el daño sufrido en la infancia; la mujer extrovierte amargura, tiene problemas de depresión, de enojo, de irritabilidad, de enojo, de ira incontrolable, o la persona se vuelve aislada, retraída, ¿por qué? Porque la herida se hizo profunda.

¿Qué es la amargura?

Es la falta de perdón. Es como si tuvieras una daga clavada en tu alma, es cuando sufres una calumnia, una mentira, un engaño, un abuso, un desprecio, no te amaron, te rechazaron, no te cumplieron la promesa que te hicieron, sufriste un engaño, te han tratado con aspereza, te hicieron menos, sufres la pérdida de un ser querido, un divorcio, pierdes todo.

La amargura es un problema interno, es un veneno que afecta todo lo que haces, que afecta toda tu vida, es algo que no quieres aceptar, que no lo consideras grave ni delicado, donde empiezas a convertirte en una víctima de las circunstancias y, es verdad, no es justo que te hayan tratado así.

Ninguna conciencia humana, razonable, saludable, puede aceptar esto como algo justo, ni la ley moral de Dios, ni la ley terrenal, el ser abusados, el ser lastimados, el ser ofendidos de diferentes formas, sin embargo, muchas personas no solamente sufren amargura por ser ofendidos, sino que tienen envidia .
¿Qué es la envidia?
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